Las baterías de litio-ion empleadas en coches eléctricos parecen ser más ecológicas de lo pensado en un principio. Imagen: Claus Ableiter.
Un equipo de ingenieros y científicos del centro de investigación suizo Empa ha avanzado en la medición de la huella ecológica de los coches eléctricos propulsados mediante baterías de litio-ion, un dato que hasta el momento resultaba complejo de hallar e impedía la comparación entre los beneficios ambientales de este tipo de propulsión y la convencional mediante combustibles fósiles. De acuerdo a esta investigación, el resultado es mejor de lo esperado en cuanto a las ventajas ecológicas de la propulsión eléctrica a través de baterías de litio-ion.
No ha sido una tarea fácil hasta el momento comparar los efectos ambientales de las baterías de litio-ion empleadas en coches eléctricos con los causados por los automóviles alimentados de manera convencional. Es por eso que esta investigación suiza podría tener un alto impacto y un gran potencial de aplicaciones.
Hasta hoy no se conocía con exactitud el grado en que la fabricación, uso y disposición de las baterías usadas para almacenar la energía eléctrica necesaria para los vehículos era perjudicial para el medio ambiente. Ahora, por primera vez, un equipo de científicos de Empa parece haber obtenido una detallada evaluación del ciclo de vida y del comportamiento ecológico de las baterías de litio-ion.
El tamaño de la huella ambiental de un vehículo depende directamente de las fuentes de energía que se utilizan como combustible para ese rodado. De acuerdo a los resultados de la investigación, las baterías de litio-ion presentarían en todo su ciclo de vida un efecto limitado sobre la contaminación causada por los vehículos eléctricos, cuando muchos especialistas sostenían que la fabricación de estas baterías podría anular las ventajas ecológicas de la propulsión eléctrica.
No ha sido una tarea fácil hasta el momento comparar los efectos ambientales de las baterías de litio-ion empleadas en coches eléctricos con los causados por los automóviles alimentados de manera convencional. Es por eso que esta investigación suiza podría tener un alto impacto y un gran potencial de aplicaciones.
Hasta hoy no se conocía con exactitud el grado en que la fabricación, uso y disposición de las baterías usadas para almacenar la energía eléctrica necesaria para los vehículos era perjudicial para el medio ambiente. Ahora, por primera vez, un equipo de científicos de Empa parece haber obtenido una detallada evaluación del ciclo de vida y del comportamiento ecológico de las baterías de litio-ion.
El tamaño de la huella ambiental de un vehículo depende directamente de las fuentes de energía que se utilizan como combustible para ese rodado. De acuerdo a los resultados de la investigación, las baterías de litio-ion presentarían en todo su ciclo de vida un efecto limitado sobre la contaminación causada por los vehículos eléctricos, cuando muchos especialistas sostenían que la fabricación de estas baterías podría anular las ventajas ecológicas de la propulsión eléctrica.
Condiciones de las baterías de litio-ion
Las baterías de litio-ion parecen indiscutibles en cuanto a efectividad, imponiéndose sobre otras alternativas como las de plomo-ácido o las de níquel-metal-hidruro (NiMH) por su carácter más liviano, su mayor capacidad de almacenamiento de energía, su durabilidad y su seguridad, entre otras cuestiones. Sin embargo, hasta el momento se conocía poco sobre su impacto ambiental.
Los cálculos realizados por los investigadores de Empa para medir la huella ecológica de los coches eléctricos equipados con baterías de litio-ion han teniendo en cuenta todos los factores posibles, desde los relacionados con la producción de las baterías hasta su colocación en los coches, pasando por su comportamiento en la operación del vehículo durante su vida útil y la eliminación de los restos, entre otros puntos.
Los resultados del trabajo fueron publicados en una nota de prensa de Empa, aunque también se difundieron a través de un artículo en la publicación especializada Environmental Science & Technology. Además, el portal Science Daily también reprodujo la noticia original.
Para establecer el análisis y la comparación se emplearon vehículos eléctricos equivalentes en tamaño y rendimiento a un Volkswagen Golf, mientras que por otro lado se utilizaron coches de último modelo con motor de gasolina, preparados para cumplir la normativa de emisiones Euro 5.
El estudio demuestra que los coches eléctricos que emplean baterías de litio-ion presentan una carga ambiental mucho menor con respecto a los que se propulsan de manera convencional. Asimismo, como máximo un 15 por ciento de la carga ambiental total se puede atribuir a las baterías, incluyendo su fabricación, mantenimiento y eliminación.
Las baterías de litio-ion parecen indiscutibles en cuanto a efectividad, imponiéndose sobre otras alternativas como las de plomo-ácido o las de níquel-metal-hidruro (NiMH) por su carácter más liviano, su mayor capacidad de almacenamiento de energía, su durabilidad y su seguridad, entre otras cuestiones. Sin embargo, hasta el momento se conocía poco sobre su impacto ambiental.
Los cálculos realizados por los investigadores de Empa para medir la huella ecológica de los coches eléctricos equipados con baterías de litio-ion han teniendo en cuenta todos los factores posibles, desde los relacionados con la producción de las baterías hasta su colocación en los coches, pasando por su comportamiento en la operación del vehículo durante su vida útil y la eliminación de los restos, entre otros puntos.
Los resultados del trabajo fueron publicados en una nota de prensa de Empa, aunque también se difundieron a través de un artículo en la publicación especializada Environmental Science & Technology. Además, el portal Science Daily también reprodujo la noticia original.
Para establecer el análisis y la comparación se emplearon vehículos eléctricos equivalentes en tamaño y rendimiento a un Volkswagen Golf, mientras que por otro lado se utilizaron coches de último modelo con motor de gasolina, preparados para cumplir la normativa de emisiones Euro 5.
El estudio demuestra que los coches eléctricos que emplean baterías de litio-ion presentan una carga ambiental mucho menor con respecto a los que se propulsan de manera convencional. Asimismo, como máximo un 15 por ciento de la carga ambiental total se puede atribuir a las baterías, incluyendo su fabricación, mantenimiento y eliminación.
Fuentes energéticas alternativas
La mitad de esta cifra, es decir alrededor de un 7,5 por ciento de la carga ambiental total, se produce durante el refinado y la fabricación de materias primas empleadas en la batería, como por ejemplo el cobre y el aluminio. Al mismo tiempo, la producción del litio utilizado es responsable de solamente el 2,3 por ciento del impacto ambiental total.
Sin embargo, la huella ecológica de los vehículos eléctricos se incrementa a lo largo del tiempo, considerando una vida útil estimada de 150.000 kilómetros. El mayor impacto ecológico se debe a la recarga periódica de la batería, es decir al combustible que requiere el rodado para poder funcionar.
Cuando la electricidad proviene de una mezcla de plantas atómicas, térmicas de carbón e hidroeléctricas, como es habitual en Europa, se genera tres veces más contaminación que al utilizar otras opciones energéticas. La conclusión es que vale la pena considerar fuentes alternativas de energía.
Si la electricidad es generada exclusivamente por centrales térmicas de carbón, por ejemplo, el impacto ecológico se incrementa en un 13 por ciento. Cuando la fuente es puramente hidroeléctrica, por el contrario, la huella ecológica disminuye en no menos del 40 por ciento.
Las conclusiones elaboradas por el equipo suizo indican que los coches con motor de gasolina deben consumir entre tres y cuatro litros de combustible cada 100 kilómetros para ser tan ecológicos como los vehículos eléctricos estudiados, cuando en realidad los mejores promedios registrados por los coches convencionales en el estudio se ubicaron en los 5,2 litros de combustible cada 100 kilómetros.
La mitad de esta cifra, es decir alrededor de un 7,5 por ciento de la carga ambiental total, se produce durante el refinado y la fabricación de materias primas empleadas en la batería, como por ejemplo el cobre y el aluminio. Al mismo tiempo, la producción del litio utilizado es responsable de solamente el 2,3 por ciento del impacto ambiental total.
Sin embargo, la huella ecológica de los vehículos eléctricos se incrementa a lo largo del tiempo, considerando una vida útil estimada de 150.000 kilómetros. El mayor impacto ecológico se debe a la recarga periódica de la batería, es decir al combustible que requiere el rodado para poder funcionar.
Cuando la electricidad proviene de una mezcla de plantas atómicas, térmicas de carbón e hidroeléctricas, como es habitual en Europa, se genera tres veces más contaminación que al utilizar otras opciones energéticas. La conclusión es que vale la pena considerar fuentes alternativas de energía.
Si la electricidad es generada exclusivamente por centrales térmicas de carbón, por ejemplo, el impacto ecológico se incrementa en un 13 por ciento. Cuando la fuente es puramente hidroeléctrica, por el contrario, la huella ecológica disminuye en no menos del 40 por ciento.
Las conclusiones elaboradas por el equipo suizo indican que los coches con motor de gasolina deben consumir entre tres y cuatro litros de combustible cada 100 kilómetros para ser tan ecológicos como los vehículos eléctricos estudiados, cuando en realidad los mejores promedios registrados por los coches convencionales en el estudio se ubicaron en los 5,2 litros de combustible cada 100 kilómetros.