Iceberg. Fuente: Wikipedia.
Durante toda esta semana que termina y la semana anterior (del 11 al 22 de noviembre), se ha estado desarrollando en Varsovia (Polonia) la XIX conferencia del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o COP19, una nueva ronda de conversaciones de la ONU cuyo objetivo era forjar un nuevo acuerdo mundial sobre el cambio climático; un tratado para la lucha contra esta situación que entraría en vigor a partir de 2020. El evento ha reunido a más de 9.000 representantes de unos 190 países, entre ellos un total de 134 ministros de todo el mundo.
Aunque los científicos se muestran reacios a relacionar directamente el cambio climático con fenómenos meteorológicos extremos, no deja de parecer paradójico que la Cumbre se iniciara marcada por la tragedia del tifón en Filipinas.
“En solidaridad con mis compatriotas que están luchando para encontrar comida que llevar a casa, voy a comenzar un ayuno voluntario por el clima”, dijo al inicio de la Conferencia Yeb Sano, máximo representante de la delegación filipina. “Voy a abstenerme de ingerir comida durante esta cumbre, hasta que se vislumbre un resultado significativo”, explicó Sano, según El Mundo. “Lo que mi país está pasando como resultado de este fenómeno climático extremo es una locura, la crisis climática es una locura. Y podemos pararla, aquí mismo, en Varsovia. Por favor, paren esta locura”.
A pesar de la urgencia local y global por frenar el cambio climático, durante la primera semana se dieron escasos avances en las negociaciones, según SINC; y el viernes, Japón, quinto mayor emisor mundial de CO2, anunciaba que reducirá sólo un 3,8% sus emisiones en 2020 con respecto a los niveles de 2005, un objetivo mucho menos ambicioso que el 25% anunciado previamente por el Gobierno del país.
Segunda semana: cunde el escepticismo
Esta semana, en la que debían producirse las negociaciones de alto nivel, el escepticismo se ha adueñado de la Cumbre hasta tal punto que, el miércoles, el bloque de 133 países en desarrollo se retiró de las conversaciones en protesta por la renuencia del mundo rico a financiar los daños y pérdidas que está causando el calentamiento global; y eso a pesar de que al inicio del evento se había presentado un borrador para crear un mecanismo destinado a solventar los daños y pérdidas que causan los desastres atribuibles al cambio climático, publica IPS Agencia de Noticias.
Por otro lado, ayer, las ONG ambientales que participaban en la COP19 (entre las que se encuentran Amigos de la Tierra, Greenpeace, WWF, Oxfam o la Confederación Sindical Internacional) abandonaban también la Conferencia, en este caso en señal de protesta por la "falta de avances" y por la propensión de los Gobiernos a abandonar su "responsabilidad climática", ha informado Europa Press.
En este sentido, ha llamado la atención el documento interno de la delegación de Estados Unidos en la conferencia climática al que ha tenido acceso IPS Agencia de noticias. En él se muestra que la agenda de Washington para la COP19 era minimizar la importancia de los daños y pérdidas del calentamiento global, promover los intereses privados en el Fondo Verde para el Clima (que apunta a financiar la protección ambiental y la adaptación al cambio climático) y retrasar los plazos para reducir las emisiones.
Por tanto, pese a las posiciones progresistas exhibidas por el presidente Barack Obama en materia de calentamiento global, Estados Unidos continúa dificultando la adopción de un acuerdo internacional, resistiéndose categóricamente al concepto de responsabilidad histórica por las emisiones contaminantes y oponiéndose a los países en desarrollo en los principales asuntos en juego, publica dicha Agencia.
En lo que respecta a España, el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha defendido que la COP19 debía suponer "un antes y un después" en la lucha contra el cambio climático de cara a lograr un acuerdo en 2015 en París, según Europa Press. Su aparente preocupación por el clima contrasta a todas luces con la intención reflejada por el Gobierno en sus últimos movimientos de obstaculización a las renovables.
Aunque los científicos se muestran reacios a relacionar directamente el cambio climático con fenómenos meteorológicos extremos, no deja de parecer paradójico que la Cumbre se iniciara marcada por la tragedia del tifón en Filipinas.
“En solidaridad con mis compatriotas que están luchando para encontrar comida que llevar a casa, voy a comenzar un ayuno voluntario por el clima”, dijo al inicio de la Conferencia Yeb Sano, máximo representante de la delegación filipina. “Voy a abstenerme de ingerir comida durante esta cumbre, hasta que se vislumbre un resultado significativo”, explicó Sano, según El Mundo. “Lo que mi país está pasando como resultado de este fenómeno climático extremo es una locura, la crisis climática es una locura. Y podemos pararla, aquí mismo, en Varsovia. Por favor, paren esta locura”.
A pesar de la urgencia local y global por frenar el cambio climático, durante la primera semana se dieron escasos avances en las negociaciones, según SINC; y el viernes, Japón, quinto mayor emisor mundial de CO2, anunciaba que reducirá sólo un 3,8% sus emisiones en 2020 con respecto a los niveles de 2005, un objetivo mucho menos ambicioso que el 25% anunciado previamente por el Gobierno del país.
Segunda semana: cunde el escepticismo
Esta semana, en la que debían producirse las negociaciones de alto nivel, el escepticismo se ha adueñado de la Cumbre hasta tal punto que, el miércoles, el bloque de 133 países en desarrollo se retiró de las conversaciones en protesta por la renuencia del mundo rico a financiar los daños y pérdidas que está causando el calentamiento global; y eso a pesar de que al inicio del evento se había presentado un borrador para crear un mecanismo destinado a solventar los daños y pérdidas que causan los desastres atribuibles al cambio climático, publica IPS Agencia de Noticias.
Por otro lado, ayer, las ONG ambientales que participaban en la COP19 (entre las que se encuentran Amigos de la Tierra, Greenpeace, WWF, Oxfam o la Confederación Sindical Internacional) abandonaban también la Conferencia, en este caso en señal de protesta por la "falta de avances" y por la propensión de los Gobiernos a abandonar su "responsabilidad climática", ha informado Europa Press.
En este sentido, ha llamado la atención el documento interno de la delegación de Estados Unidos en la conferencia climática al que ha tenido acceso IPS Agencia de noticias. En él se muestra que la agenda de Washington para la COP19 era minimizar la importancia de los daños y pérdidas del calentamiento global, promover los intereses privados en el Fondo Verde para el Clima (que apunta a financiar la protección ambiental y la adaptación al cambio climático) y retrasar los plazos para reducir las emisiones.
Por tanto, pese a las posiciones progresistas exhibidas por el presidente Barack Obama en materia de calentamiento global, Estados Unidos continúa dificultando la adopción de un acuerdo internacional, resistiéndose categóricamente al concepto de responsabilidad histórica por las emisiones contaminantes y oponiéndose a los países en desarrollo en los principales asuntos en juego, publica dicha Agencia.
En lo que respecta a España, el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha defendido que la COP19 debía suponer "un antes y un después" en la lucha contra el cambio climático de cara a lograr un acuerdo en 2015 en París, según Europa Press. Su aparente preocupación por el clima contrasta a todas luces con la intención reflejada por el Gobierno en sus últimos movimientos de obstaculización a las renovables.
Presencia corporativa en la COP19
El ministro de Medio Ambiente de Polonia y presidente de la COP19 Marcin Korolec anunciaba el pasado 15 de septiembre que: “por primera vez en 19 años, desde que comenzaron las negociaciones climáticas, representantes del comercio mundial formarán parte de ellas”.
En la web de la COP19 se publica que “doce compañías han decidido apoyar la organización de la Conferencia del Cambio Climático COP19”; y la lista de empresas, entre las que se encuentran ArcelorMittal, el gigante del acero que se ha beneficiado enormemente de los mercados de carbono; Alstom, que planea construir la central de carbón más grande de Polonia; PGE, el grupo energético de mayor envergadura de dicho país o la petrolera LOTOS S.A, entre otras, ha denunciado Ecologistas en Acción.
Según la web de esta organización “los responsables de la crisis climática conquistan la convención”, en la que se ha aumentado “el poder empresarial sobre las negociaciones climáticas”.
Por otro lado, Negociadores del Sur en desarrollo presentes en la Conferencia rechazaron el rol que se le ha dado en ésta al sector privado. De nuevo según IPS Agencia de Noticias, éstos creen que están proliferando las propuestas de recurrir al sector privado en busca de préstamos e inversiones para apoyar la adaptación al cambio climático en lo que se ha llamado “COP Corporativa”.
Tosi Mpamu-Mpamu, negociador de la República Democrática del Congo y expresidente del grupo de negociadores africanos, señaló que se ha producido un cambio alarmante en la manera de financiar la respuesta al recalentamiento planetario. “Ahora, los países industrializados están cediendo al sector privado su responsabilidad de brindar financiamiento, tendencia peligrosa para estas negociaciones”, afirmó.
Pascoe Sabido, del Observatorio Corporativo Europeo, ha afirmado que las corporaciones que están destacando en la COP19 también son las mayores emisoras de carbono y ha criticado a la ONU por aceptar que la conferencia sea patrocinada por importantes contaminadores, como el gigante siderúrgico ArcelorMittal y el Grupo Polaco de Energía, argumentando que estas compañías estaban influenciando las negociaciones.
Marcin Kolorec se ha defendido diciendo que no había nada malo en invitar al sector privado a participar en reuniones paralelas a la Conferencia; y agregó que a las industrias se les ha dado la posibilidad de participar del mismo modo que a las organizaciones no gubernamentales, y que esos diálogos son una característica de las conversaciones desde que empezaron las COP.
Con respecto a esta cuestión, hay que dar cuenta de una segunda paradoja: en las mismas fechas de la COP19, se ha celebrado también en Varsovia la Cumbre Mundial del Carbón, hecho contra el que protestaron enérgicamente los ecologistas.
“Organizar un evento de relaciones públicas de la industria del carbón durante una conferencia sobre el clima es una bofetada en la cara a todas las personas que sufren los efectos catastróficos del cambio climático”, declaró Martin Kaiser, jefe de la delegación de Greenpeace Internacional en la Cumbre.
El ministro de Medio Ambiente de Polonia y presidente de la COP19 Marcin Korolec anunciaba el pasado 15 de septiembre que: “por primera vez en 19 años, desde que comenzaron las negociaciones climáticas, representantes del comercio mundial formarán parte de ellas”.
En la web de la COP19 se publica que “doce compañías han decidido apoyar la organización de la Conferencia del Cambio Climático COP19”; y la lista de empresas, entre las que se encuentran ArcelorMittal, el gigante del acero que se ha beneficiado enormemente de los mercados de carbono; Alstom, que planea construir la central de carbón más grande de Polonia; PGE, el grupo energético de mayor envergadura de dicho país o la petrolera LOTOS S.A, entre otras, ha denunciado Ecologistas en Acción.
Según la web de esta organización “los responsables de la crisis climática conquistan la convención”, en la que se ha aumentado “el poder empresarial sobre las negociaciones climáticas”.
Por otro lado, Negociadores del Sur en desarrollo presentes en la Conferencia rechazaron el rol que se le ha dado en ésta al sector privado. De nuevo según IPS Agencia de Noticias, éstos creen que están proliferando las propuestas de recurrir al sector privado en busca de préstamos e inversiones para apoyar la adaptación al cambio climático en lo que se ha llamado “COP Corporativa”.
Tosi Mpamu-Mpamu, negociador de la República Democrática del Congo y expresidente del grupo de negociadores africanos, señaló que se ha producido un cambio alarmante en la manera de financiar la respuesta al recalentamiento planetario. “Ahora, los países industrializados están cediendo al sector privado su responsabilidad de brindar financiamiento, tendencia peligrosa para estas negociaciones”, afirmó.
Pascoe Sabido, del Observatorio Corporativo Europeo, ha afirmado que las corporaciones que están destacando en la COP19 también son las mayores emisoras de carbono y ha criticado a la ONU por aceptar que la conferencia sea patrocinada por importantes contaminadores, como el gigante siderúrgico ArcelorMittal y el Grupo Polaco de Energía, argumentando que estas compañías estaban influenciando las negociaciones.
Marcin Kolorec se ha defendido diciendo que no había nada malo en invitar al sector privado a participar en reuniones paralelas a la Conferencia; y agregó que a las industrias se les ha dado la posibilidad de participar del mismo modo que a las organizaciones no gubernamentales, y que esos diálogos son una característica de las conversaciones desde que empezaron las COP.
Con respecto a esta cuestión, hay que dar cuenta de una segunda paradoja: en las mismas fechas de la COP19, se ha celebrado también en Varsovia la Cumbre Mundial del Carbón, hecho contra el que protestaron enérgicamente los ecologistas.
“Organizar un evento de relaciones públicas de la industria del carbón durante una conferencia sobre el clima es una bofetada en la cara a todas las personas que sufren los efectos catastróficos del cambio climático”, declaró Martin Kaiser, jefe de la delegación de Greenpeace Internacional en la Cumbre.
Dos extremos
En teoría, en la COP19 debería haberse trabajado sobre el acuerdo climático que habrá de refrendarse en 2015 en París. Sin embargo, parece que queda poco lugar para la esperanza.
Ya en la Conferencia sobre el Cambio Climático de 2009 en Copenhague (COP15) –en la que se suponía se apoyaría un nuevo acuerdo internacional legalmente vinculante en 2013- simplemente se amplió el Protocolo de Kioto hasta 2020, con un débil compromiso de Estados Unidos, Rusia, Japón y Canadá, que decidieron no respaldar la prórroga.
El ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, confirmaba ayer que, hasta ese momento, la cumbre del Clima de Varsovia no había registrado "progresos suficientes" para reducir las emisiones de gases contaminantes; y dijo ser "poco optimista" sobre sus resultados.
La actitud de los gobernantes en la COP19 parece temeraria a la luz de los datos más recientes sobre los efectos del cambio climático en la Tierra: El último Boletín Anual de la Organización Meteorológica Mundial muestra que el efecto del calentamiento global en el clima aumentó un 32% entre 1990 y 2012; y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido hace sólo unas semanas que, de continuar como hasta ahora la presión antropogénica sobre el sistema climático, el nivel del mar habrá aumentado 82 centímetros y las temperaturas podrían subir entre 0,3 y 4,8ºC para 2100.
Entretanto, surgen pequeñas iniciativas de las personas que más sufren los efectos del cambio climático, como las mujeres africanas, especialmente vulnerables a esta situación. Así, en la Cumbre han podido verse unas bicicletas de bambú ideadas por mujeres de Ghana para hacer frente al cambio climático, la pobreza, la migración del entorno rural al urbano y el desempleo juvenil en ese país; y se ha presentado el programa para mujeres agrícolas del municipio de San Andrés Itzapa, en Guatemala, que lleva 14 años promoviendo la plantación de árboles para capturar CO2, explica Eva Rodríguez en SINC.
Estos proyectos de creatividad se sitúan en el extremo opuesto de la ambición que no tiene en cuenta a la Tierra, y que podría abocarnos a una catástrofe. ¿Cuándo se equilibrará la balanza? ¿Quedará tiempo?
En teoría, en la COP19 debería haberse trabajado sobre el acuerdo climático que habrá de refrendarse en 2015 en París. Sin embargo, parece que queda poco lugar para la esperanza.
Ya en la Conferencia sobre el Cambio Climático de 2009 en Copenhague (COP15) –en la que se suponía se apoyaría un nuevo acuerdo internacional legalmente vinculante en 2013- simplemente se amplió el Protocolo de Kioto hasta 2020, con un débil compromiso de Estados Unidos, Rusia, Japón y Canadá, que decidieron no respaldar la prórroga.
El ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, confirmaba ayer que, hasta ese momento, la cumbre del Clima de Varsovia no había registrado "progresos suficientes" para reducir las emisiones de gases contaminantes; y dijo ser "poco optimista" sobre sus resultados.
La actitud de los gobernantes en la COP19 parece temeraria a la luz de los datos más recientes sobre los efectos del cambio climático en la Tierra: El último Boletín Anual de la Organización Meteorológica Mundial muestra que el efecto del calentamiento global en el clima aumentó un 32% entre 1990 y 2012; y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido hace sólo unas semanas que, de continuar como hasta ahora la presión antropogénica sobre el sistema climático, el nivel del mar habrá aumentado 82 centímetros y las temperaturas podrían subir entre 0,3 y 4,8ºC para 2100.
Entretanto, surgen pequeñas iniciativas de las personas que más sufren los efectos del cambio climático, como las mujeres africanas, especialmente vulnerables a esta situación. Así, en la Cumbre han podido verse unas bicicletas de bambú ideadas por mujeres de Ghana para hacer frente al cambio climático, la pobreza, la migración del entorno rural al urbano y el desempleo juvenil en ese país; y se ha presentado el programa para mujeres agrícolas del municipio de San Andrés Itzapa, en Guatemala, que lleva 14 años promoviendo la plantación de árboles para capturar CO2, explica Eva Rodríguez en SINC.
Estos proyectos de creatividad se sitúan en el extremo opuesto de la ambición que no tiene en cuenta a la Tierra, y que podría abocarnos a una catástrofe. ¿Cuándo se equilibrará la balanza? ¿Quedará tiempo?
Conclusiones
Según informó el pasado sábado SINC, finalmente en la COP19 no se avanzó ni en temas de compromisos de reducción, ni en cómo se van a evaluar éstos, pero se consensuó un texto –tras cambiar el término “compromisos” por “contribuciones” del borrador previo–, y se fijó un nuevo calendario para presentar dichas contribuciones, el primer trimestre de 2015.
Queda ahora por delante un largo camino para llegar a París 2015, fecha en la que se deberá adoptar un acuerdo jurídicamente vinculante en materia de emisiones, que entrará en vigor en 2020.
También se acordó la creación de un ‘mecanismo internacional de Varsovia’, cuya función será la de establecer fondos institucionales que hagan frente a las pérdidas relacionadas con el cambio climático y los daños asociados, especialmente en naciones en desarrollo.
Otra de las cuestiones que se dio por zanjada fue la última fase del mecanismo REDD+, que tiene como objetivo la financiación de proyectos para acabar con la deforestación. El acuerdo sobre REDD+ está respaldado por compromisos de 280 millones de dólares en financiación, de los EE UU, Noruega y el Reino Unido.
Por último, se anunció que tras las cumbres del clima de Lima 2014 y París 2015, la siguiente tendrá como país anfitrión a Senegal.
Según informó el pasado sábado SINC, finalmente en la COP19 no se avanzó ni en temas de compromisos de reducción, ni en cómo se van a evaluar éstos, pero se consensuó un texto –tras cambiar el término “compromisos” por “contribuciones” del borrador previo–, y se fijó un nuevo calendario para presentar dichas contribuciones, el primer trimestre de 2015.
Queda ahora por delante un largo camino para llegar a París 2015, fecha en la que se deberá adoptar un acuerdo jurídicamente vinculante en materia de emisiones, que entrará en vigor en 2020.
También se acordó la creación de un ‘mecanismo internacional de Varsovia’, cuya función será la de establecer fondos institucionales que hagan frente a las pérdidas relacionadas con el cambio climático y los daños asociados, especialmente en naciones en desarrollo.
Otra de las cuestiones que se dio por zanjada fue la última fase del mecanismo REDD+, que tiene como objetivo la financiación de proyectos para acabar con la deforestación. El acuerdo sobre REDD+ está respaldado por compromisos de 280 millones de dólares en financiación, de los EE UU, Noruega y el Reino Unido.
Por último, se anunció que tras las cumbres del clima de Lima 2014 y París 2015, la siguiente tendrá como país anfitrión a Senegal.