Crónica de un viaje a Tailandia: cuando el diseño se convierte en experiencia

El 1º punto clave de un buen diseño: el transporte al destino


El diseño de un viaje tiene al menos 7 puntos clave a cual más relevante: (1) El transporte hasta el destino; (2) La movilidad local; (3) Un itinerario que permita ver lo sustantivo (cosas y lugares); (4) Un tempo que conceda la calma necesaria para poder disfrutarlos y paladearlos ; (5) Lo que los hoteles elegidos aporten; (6) La oportunidad de intercambiar con la gente local y (7) de percibir la cultura del país y entender sus singularidades.


Rafael Alberto Pérez
27/03/2018



Una decisión importante:

Cuando te separan de tu destino 10.175 km, que es la distancia de Madrid a Bangkok, y hay que hacer unas 13 horas de vuelo tienes que elegir muy bien tu sistema de transporte si quieres llegar en forma y disfrutar desde el primer día. Y una de las mejores opciones para ir a Tailandia es Emirates. Es lo que elegí y fue un acierto.

 


 
Emirates (EK), www.emirates.com, con base en Emiratos Árabes Unidos, es la compañía aérea más grande de Oriente Medio y una de las dos compañías nacionales del país. La aerolínea opera de forma ininterrumpida vuelos a más de 140 destinos en 78 países desde su plataforma en el Aeropuerto Internacional de Dubai (DXB). Es una de las pocas compañías que vuelan a seis continentes.
 

   El durante: cuando el diseño se convierte en experiencia  
Con el check-in y la subida al avión el diseño se vuelve experiencia. Entramos así en la segunda Fase.
 
Pienso que cuando una aerolínea tiene una zona business que cubre una planta entera de un avión es porque quien la prueba repite. La experiencia lo confirma. Los espacios son muy cómodos con una muy funcional articulación automática de la butaca y con el espacio necesario para estirar el cuerpo entero y acomodar las piernas. A lo que se suma una comida y una bebida excelente, y una gran atención del personal de abordo.

 


 
Por ser el Airbus 380 tenía el bar al fondo. Un buen pretexto para caminar y charlar un poco. Y no solo en inglés, también en español. Pues aunque la azafata era griega hablaba un muy buen español. 

 









 



Rafael Alberto Pérez
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