La idea de un espejo con capacidades adivinatorias, similar al del cuento de Blancanieves, en el que la terrible madrastra de una hermosa niña intentaba adivinar quién era la más bella del reino a través de su “espejito mágico”, se ha convertido en la era digital en un artefacto real capaz de mostrar al que se le acerque, no su belleza, sino todo lo contrario: cómo estará en cinco años si no hace ejercicio, si come mucha comida basura o si bebe demasiado alcohol.
En el laboratorio Accenture Technology, en Sophia Antipolis, Niza, la pantalla plana de un televisor LCD vinculado a un equipo de cámaras y a un ordenador con un programa informático de procesamiento de imágenes, funciona inicialmente como “espejo”.
Es uno de los productos del programa de investigación conocido como Emotional Intelligence. Este sofisticado espejo refleja en la pantalla la imagen del individuo que es capturada por una cámara sin cable. Este es el inicio del proceso, cuyo propósito principal es el de formar con la ayuda del ordenador una imagen modificada que refleje los efectos de los excesos. Para ver esa imagen sólo es necesario pulsar un botón.
Cámaras en toda la casa
El ordenador realiza un perfil del estilo de vida de cada individuo, mediante el uso de una red de cámaras situadas por toda su casa. Estas cámaras registrarán imágenes de las actividades de cada día, a partir de las que el programa informático reconocerá diferentes patrones de comportamiento.
Es posible identificar, por ejemplo, cuándo el individuo ha pasado la mayor parte del día sentado en el sofá en lugar de montar en bicicleta, y las veces que durante ese día se ha ido a la nevera a buscar comida y bebida. En este caso, el ordenador pide al individuo, bien verbalmente o bien a través de un texto escrito, lo qué está comiendo y bebiendo. Es decir, el software se convierte prácticamente en la conciencia de la persona analizada, recordándole que su “imagen” variará hacia mejor o hacia peor en función de sus actos.
Imagen deteriorada aunque opcional
Una vez que el ordenador ha realizado el perfil del voluntario, un programa informático diferente pasa a la acción y extrapola los comportamientos y malos hábitos de la vida cotidiana para determinar cómo afectarán a la imagen que la persona tendrá cinco años después. Si el ordenador registra que come demasiado, calcula cuántos kilos engordará en ese tiempo, por ejemplo.
Otra parte del programa informático trabajará para recrear la posible cara: ¿demasiadas bebidas alcohólicas?, pues tendrás arrugas pronto y una piel muy poco lustrosa.
El director del laboratorio Accenture Technology, Martin Illsey, considera que esta tecnología puede resultar muy persuasiva. Hay varias opciones visuales que el usuario puede obtener, de manera que puede modificar su futuro: su peso, tu tono de piel, etc.
Para mediados de este año, Illsey espera tener un prototipo completado de este espejo, cuya finalidad es que los usuarios se den cuenta de las consecuencias de sus excesos en su salud. Algunos expertos consultados por Newscientist predicen que esta tecnología puede tener un gran impacto para las personas que en él se asomen y que de esta manera les animará a cambiar sus hábitos.
En el laboratorio Accenture Technology, en Sophia Antipolis, Niza, la pantalla plana de un televisor LCD vinculado a un equipo de cámaras y a un ordenador con un programa informático de procesamiento de imágenes, funciona inicialmente como “espejo”.
Es uno de los productos del programa de investigación conocido como Emotional Intelligence. Este sofisticado espejo refleja en la pantalla la imagen del individuo que es capturada por una cámara sin cable. Este es el inicio del proceso, cuyo propósito principal es el de formar con la ayuda del ordenador una imagen modificada que refleje los efectos de los excesos. Para ver esa imagen sólo es necesario pulsar un botón.
Cámaras en toda la casa
El ordenador realiza un perfil del estilo de vida de cada individuo, mediante el uso de una red de cámaras situadas por toda su casa. Estas cámaras registrarán imágenes de las actividades de cada día, a partir de las que el programa informático reconocerá diferentes patrones de comportamiento.
Es posible identificar, por ejemplo, cuándo el individuo ha pasado la mayor parte del día sentado en el sofá en lugar de montar en bicicleta, y las veces que durante ese día se ha ido a la nevera a buscar comida y bebida. En este caso, el ordenador pide al individuo, bien verbalmente o bien a través de un texto escrito, lo qué está comiendo y bebiendo. Es decir, el software se convierte prácticamente en la conciencia de la persona analizada, recordándole que su “imagen” variará hacia mejor o hacia peor en función de sus actos.
Imagen deteriorada aunque opcional
Una vez que el ordenador ha realizado el perfil del voluntario, un programa informático diferente pasa a la acción y extrapola los comportamientos y malos hábitos de la vida cotidiana para determinar cómo afectarán a la imagen que la persona tendrá cinco años después. Si el ordenador registra que come demasiado, calcula cuántos kilos engordará en ese tiempo, por ejemplo.
Otra parte del programa informático trabajará para recrear la posible cara: ¿demasiadas bebidas alcohólicas?, pues tendrás arrugas pronto y una piel muy poco lustrosa.
El director del laboratorio Accenture Technology, Martin Illsey, considera que esta tecnología puede resultar muy persuasiva. Hay varias opciones visuales que el usuario puede obtener, de manera que puede modificar su futuro: su peso, tu tono de piel, etc.
Para mediados de este año, Illsey espera tener un prototipo completado de este espejo, cuya finalidad es que los usuarios se den cuenta de las consecuencias de sus excesos en su salud. Algunos expertos consultados por Newscientist predicen que esta tecnología puede tener un gran impacto para las personas que en él se asomen y que de esta manera les animará a cambiar sus hábitos.