Un chip que transforma las vallas publicitarias en servidores multimedia ha sido desarrollado por la sociedad Kemeleon, creada en 2002, con el apoyo del protocolo Bluetooth.
El chip permite, por ejemplo, que paseando por la calle, una persona observe el cartel de una película. Orientando el teléfono móvil hacia el cartel, recibirá en su aparato un mensaje sobre el film y con un clic podrá reservar butaca para la sesión de las 22 horas.
El chip está disimulado en el cartel de la película y se comunica con el teléfono móvil del paseante a través de un sistema inalámbrico Bluetooth. Por lo que respecta al móvil, tampoco muestra muchos cambios: incorpora un pequeño programa informático (Java), similar al de los videojuegos, que se descarga gratuitamente de Internet.
Gracias a este sistema, los objetos se comunican entre sí. La tecnología puede aplicarse no sólo a los carteles cinematográficos, sino a los anuncios inmobiliarios, a los escaparates de las tiendas, a las puertas de los garajes.
Gama de posibilidades
La tecnología accede a través del teléfono móvil a información que hoy está al alcance sólo de la voz o de una pantalla de ordenador conectado a Internet, lo que pone a disposición de los usuarios una nueva y potente gama de posibilidades.
Aunque las primeras aplicaciones sugeridas están orientadas a facilitar el consumo, esta tecnología permite también disponer en el móvil del plano del Metro o de una guía de direcciones útiles que están fuera de la memoria del aparato, y a la que se accede gracias a la comunicación entre objetos.
Normalmente, el sistema Bluetooth es muy lento, ya que necesita una decena de segundos para establecer el contacto, lo que puede suponer mucho tiempo para los hábitos de comunicación de nuestra época.
Sin embargo, el chip desarrollado por Kameleon reduce este tiempo de conexión a 0,2 segundos, frente a los 10 segundos de las tecnologías actuales, lo que representa toda una proeza tecnológica que hace muy atractivo al sistema, tanto para la industria como para el usuario.
Última generación
El chip está dotado del potente microprocesador de última generación ARM 9 (Advanced Risc Machine), de 32 Mb de memoria, y de un conector Bluebooth. Técnicamente fue necesario acelerar al máximo el protocolo que permite a los procesadores Bluebooth, ya sean teléfonos o agendas electrónicas, reconocerse y comunicarse entre sí.
La idea de convertir a los objetos en comunicantes se extiende cada vez más. Además del Bluetooth se usan también las etiquetas electrónicas RIFD o sistemas de identificación por radiofrecuencia (Radio Frecuency Identificación Devices), un dispositivo próximo a las actuales etiquetas de códigos de barras.
Aunque el resultado es el mismo, el chip aportado por Kameleon supera todas las prestaciones disponibles hasta el momento para la comunicación entre objetos.
El chip de Kameleon ya se experimenta en el museo Madame Tussaud de Londres, que ha camuflado cerca de sus principales atracciones un chip que transmite información multimedia a los visitantes vía Bluetooth (ondas de radio de corto alcance), a la que pueden acceder a través de sus teléfonos móviles.
Vieja aspiración
La filosofía de este producto se basa en una vieja aspiración: guiar a los ciegos o personas con escasa visión a través de una ciudad. El sistema: conseguir que los objetos les indiquen donde se encuentran.
Partiendo de esta idea, Fabien Beckers, el fundador de Kameleon, compartió sus estudios de física cuántica en Cambridge con el desarrollo de este chip capaz de comunicar con cualquier terminal móvil.
Aunque en un principio se pensó en que enviara únicamente mensajes de voz, luego el abanico de posibilidades fue extendiéndose hasta el multimedia: el envío de voz e imágenes e incluso conectar el terminal con un sitio de Internet para ampliar información.
El campo de aplicaciones es inmenso, desde el envío de tráileres de las películas elegidas en plena calle, hasta la presentación de productos expuestos en un escaparate y la transferencia de música de una promoción.
El chip permite, por ejemplo, que paseando por la calle, una persona observe el cartel de una película. Orientando el teléfono móvil hacia el cartel, recibirá en su aparato un mensaje sobre el film y con un clic podrá reservar butaca para la sesión de las 22 horas.
El chip está disimulado en el cartel de la película y se comunica con el teléfono móvil del paseante a través de un sistema inalámbrico Bluetooth. Por lo que respecta al móvil, tampoco muestra muchos cambios: incorpora un pequeño programa informático (Java), similar al de los videojuegos, que se descarga gratuitamente de Internet.
Gracias a este sistema, los objetos se comunican entre sí. La tecnología puede aplicarse no sólo a los carteles cinematográficos, sino a los anuncios inmobiliarios, a los escaparates de las tiendas, a las puertas de los garajes.
Gama de posibilidades
La tecnología accede a través del teléfono móvil a información que hoy está al alcance sólo de la voz o de una pantalla de ordenador conectado a Internet, lo que pone a disposición de los usuarios una nueva y potente gama de posibilidades.
Aunque las primeras aplicaciones sugeridas están orientadas a facilitar el consumo, esta tecnología permite también disponer en el móvil del plano del Metro o de una guía de direcciones útiles que están fuera de la memoria del aparato, y a la que se accede gracias a la comunicación entre objetos.
Normalmente, el sistema Bluetooth es muy lento, ya que necesita una decena de segundos para establecer el contacto, lo que puede suponer mucho tiempo para los hábitos de comunicación de nuestra época.
Sin embargo, el chip desarrollado por Kameleon reduce este tiempo de conexión a 0,2 segundos, frente a los 10 segundos de las tecnologías actuales, lo que representa toda una proeza tecnológica que hace muy atractivo al sistema, tanto para la industria como para el usuario.
Última generación
El chip está dotado del potente microprocesador de última generación ARM 9 (Advanced Risc Machine), de 32 Mb de memoria, y de un conector Bluebooth. Técnicamente fue necesario acelerar al máximo el protocolo que permite a los procesadores Bluebooth, ya sean teléfonos o agendas electrónicas, reconocerse y comunicarse entre sí.
La idea de convertir a los objetos en comunicantes se extiende cada vez más. Además del Bluetooth se usan también las etiquetas electrónicas RIFD o sistemas de identificación por radiofrecuencia (Radio Frecuency Identificación Devices), un dispositivo próximo a las actuales etiquetas de códigos de barras.
Aunque el resultado es el mismo, el chip aportado por Kameleon supera todas las prestaciones disponibles hasta el momento para la comunicación entre objetos.
El chip de Kameleon ya se experimenta en el museo Madame Tussaud de Londres, que ha camuflado cerca de sus principales atracciones un chip que transmite información multimedia a los visitantes vía Bluetooth (ondas de radio de corto alcance), a la que pueden acceder a través de sus teléfonos móviles.
Vieja aspiración
La filosofía de este producto se basa en una vieja aspiración: guiar a los ciegos o personas con escasa visión a través de una ciudad. El sistema: conseguir que los objetos les indiquen donde se encuentran.
Partiendo de esta idea, Fabien Beckers, el fundador de Kameleon, compartió sus estudios de física cuántica en Cambridge con el desarrollo de este chip capaz de comunicar con cualquier terminal móvil.
Aunque en un principio se pensó en que enviara únicamente mensajes de voz, luego el abanico de posibilidades fue extendiéndose hasta el multimedia: el envío de voz e imágenes e incluso conectar el terminal con un sitio de Internet para ampliar información.
El campo de aplicaciones es inmenso, desde el envío de tráileres de las películas elegidas en plena calle, hasta la presentación de productos expuestos en un escaparate y la transferencia de música de una promoción.