La pérdida de la banquisa ártica durante el verano, que se ha acelerado en las últimas décadas, se debe principalmente a la variabilidad natural en la atmósfera sobre el océano polar, según ha determinado un estudio de científicos norteamericanos publicado en la revista Nature Climate Change.
La banquisa o hielo marino es una capa de hielo flotante que se forma en las regiones oceánicas polares. Al mismo tiempo que ha ido subiendo la temperatura media del planeta, el Ártico también se ha ido calentando a una velocidad superior que la del resto del planeta, ocasionando una rápida disminución del hielo marino.
En el Ártico, la tendencia al retroceso de la banquisa es imparable y si no se invierte el calentamiento global, esta región polar puede perder su banquisa a mediados de este siglo, según estimaciones. El año pasado, la región conoció los 12 meses más cálidos desde que se iniciaron los registros en el año 1900.
La nueva investigación, según se explica en un comunicado, ha modelizado la situación del Ártico desde 1979, para medir la influencia de la actuación humana en las variaciones naturales de esta zona polar y especialmente en la desaparición del hielo ártico.
Este estudio se basa en otro anterior, según el cual los cambios operados en el Pacífico tropical en las últimas décadas por efecto del calentamiento global, han creado un “punto caliente” sobre Groenlandia y el Ártico canadiense que ha impulsado en calentamiento en esa región polar.
El punto caliente descubierto entonces es una gran región geográfica en la que el aire se vuelve más cálido y húmedo, aportando más calor al hielo marino. El nuevo estudio se centra específicamente en lo que significa este punto caliente para el deshielo marino del Ártico en el mes de septiembre.
La banquisa o hielo marino es una capa de hielo flotante que se forma en las regiones oceánicas polares. Al mismo tiempo que ha ido subiendo la temperatura media del planeta, el Ártico también se ha ido calentando a una velocidad superior que la del resto del planeta, ocasionando una rápida disminución del hielo marino.
En el Ártico, la tendencia al retroceso de la banquisa es imparable y si no se invierte el calentamiento global, esta región polar puede perder su banquisa a mediados de este siglo, según estimaciones. El año pasado, la región conoció los 12 meses más cálidos desde que se iniciaron los registros en el año 1900.
La nueva investigación, según se explica en un comunicado, ha modelizado la situación del Ártico desde 1979, para medir la influencia de la actuación humana en las variaciones naturales de esta zona polar y especialmente en la desaparición del hielo ártico.
Este estudio se basa en otro anterior, según el cual los cambios operados en el Pacífico tropical en las últimas décadas por efecto del calentamiento global, han creado un “punto caliente” sobre Groenlandia y el Ártico canadiense que ha impulsado en calentamiento en esa región polar.
El punto caliente descubierto entonces es una gran región geográfica en la que el aire se vuelve más cálido y húmedo, aportando más calor al hielo marino. El nuevo estudio se centra específicamente en lo que significa este punto caliente para el deshielo marino del Ártico en el mes de septiembre.
Dos conclusiones
El estudio ha llegado a dos conclusiones principales: la primera, que las tendencias en la circulación atmosférica del verano pueden haber contribuido hasta en un 60% a la disminución de la extensión del hielo de mar durante el mes de septiembre desde 1979.
La segunda conclusión, que la variabilidad de la atmósfera en el Ártico está conectada a los cambios climáticos que se producen en el Pacífico, lo que significa, según los investigadores, que la acción humana, a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, es responsable entre un 50% y un 70% de la pérdida de los hielos árticos. En última instancia, se piensa que la variabilidad natural a largo plazo está impulsada por el “punto caliente” detectado en el Pacífico tropical.
Como conclusión general, el nuevo estudio establece que, si bien la pérdida de la banquisa de debe en su mayor parte a la variabilidad natural en la atmósfera polar, el factor antropogénico sigue siendo clave porque esta variabilidad está afectada por los cambios en el Pacífico tropical. A su vez, la variabilidad natural de la atmósfera polar, influida por la zona caliente del Pacífico, ha acelerado el deshielo ártico, especialmente en los últimos 20 años.
Los investigadores consideran incluso que a largo plazo, dentro de 50 o 100 años, la variabilidad natural será superada por el aumento de los gases de efecto invernadero, si bien señalan que para predecir lo que sucederá en las próximas décadas, necesitan comprender mejor la influencia de ambos factores.
El estudio ha llegado a dos conclusiones principales: la primera, que las tendencias en la circulación atmosférica del verano pueden haber contribuido hasta en un 60% a la disminución de la extensión del hielo de mar durante el mes de septiembre desde 1979.
La segunda conclusión, que la variabilidad de la atmósfera en el Ártico está conectada a los cambios climáticos que se producen en el Pacífico, lo que significa, según los investigadores, que la acción humana, a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, es responsable entre un 50% y un 70% de la pérdida de los hielos árticos. En última instancia, se piensa que la variabilidad natural a largo plazo está impulsada por el “punto caliente” detectado en el Pacífico tropical.
Como conclusión general, el nuevo estudio establece que, si bien la pérdida de la banquisa de debe en su mayor parte a la variabilidad natural en la atmósfera polar, el factor antropogénico sigue siendo clave porque esta variabilidad está afectada por los cambios en el Pacífico tropical. A su vez, la variabilidad natural de la atmósfera polar, influida por la zona caliente del Pacífico, ha acelerado el deshielo ártico, especialmente en los últimos 20 años.
Los investigadores consideran incluso que a largo plazo, dentro de 50 o 100 años, la variabilidad natural será superada por el aumento de los gases de efecto invernadero, si bien señalan que para predecir lo que sucederá en las próximas décadas, necesitan comprender mejor la influencia de ambos factores.
Referencia
Influence of high-latitude atmospheric circulation changes on summertime Arctic sea ice. Nature Climate Change (2017) doi:10.1038/nclimate3241
Influence of high-latitude atmospheric circulation changes on summertime Arctic sea ice. Nature Climate Change (2017) doi:10.1038/nclimate3241