Circuito de liderazgo: los consejos de Giuliani

El ex alcalde neoyorquino enseña cómo tomar decisiones en situaciones límites sin perder la racionalidad


Hasta antes del 11 de septiembre de 2001, el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, prácticamente sólo era conocido por sus vecinos. Tras ese trágico día, y gracias a la tremenda capacidad en la toma de decisiones que mostró, Giuliani trascendió su perfil de político para convertirse en un modelo de liderazgo. Por Sergio Manaut.


Sergio Manaut
29/03/2005

A partir de su experiencia como funcionario público que tuvo que actuar bajo la presión provocada por una catástrofe inusual, como fueron los atentados a las Torres Gemelas, hoy Giuliani brinda un a serie de consejos sobre cómo ejercer el liderazgo con eficacia. Para ello, ideó un circuito al que dividió en cuatro capítulos, los que fueron reproducidos por la publicación Intermanagers.

Consejo 1. No te dejes intimidar

A partir de una serie de anécdotas, Giuliani enfatiza la importancia de no perder la cabeza frente a intimidaciones de adversarios o coyunturas críticas. El ex alcalde destaca que un verdadero líder podrá ser prudente, pero nunca cobarde.

Giuliani cuenta que su padre, que era un excelente boxeador, le aconsejó, cuando él aún era un niño, que si alguna vez lo atacaban se imaginara que estaba en un ring, que guardara la calma y buscara los puntos débiles del adversario. Pero también le advirtió que nunca se meta con alguien más pequeño que él. No te conviertas nunca un matón , le aconsejó.

Giuliani nunca olvidó esas enseñanzas. Y cuenta que cuando ve a un matón reacciona de forma visceral. Cuando alguien piensa que tiene las de ganar y trata de imponer su opinión por la fuerza, le dejo muy en claro que ni pienso tolerar ese tipo de coacciones. Si un adversario en unas negociaciones amenaza con hacer público algo que cree que me perjudicará, le reto a que demos conjuntamente una rueda de prensa. Si alguien me amenaza con abandonar para regatear, acepto su dimisión y punto , asegura.

Consejo 2. Empieza una lucha con un plan

En este punto, Giuliani destaca que las buenas intenciones no bastan. Para ser efectivo, hay que delinear un plan y contar con el valor para cumplirlo.

El ex alcalde recuerda que hacia finales de 1999, la oficina de Transportes Metropolitanos empezó a amenazar con la huelga. Giuliani reconoce que hubiera sido una catástrofe, sobre todo porque en Nueva York iba a celebrarse la ceremonia más importante para recibir al nuevo milenio. En el estado de Nueva York, la ley Taylor prohíbe que los trabajadores de servicios públicos vayan a la huelga. Pero los alcaldes anteriores a Giuliani normalmente concedían la amnistía para los huelguistas como parte del paquete de medidas con el que se los convencía para que volvieran al trabajo.

Teníamos que detener al sindicato, reconoce Giuliani. Y añade que la razón principal por la que un líder debe hacer frente a los avasalladores es también la más simple: es lo correcto. Pero, reconoce, debía establecer una pauta. Si hubiéramos permitido que el sindicato paralizara a la ciudad o hubiéramos cedido a sus exigencias, cualquier sindicato con una queja se nos hubiera subido encima .

Giuliani delegó la negociación con el juez que entendía en la causa, en su consejero empresarial, Mike Hess. Éste se reunió con el magistrado y le solicitó que a cada empleado que faltara a su trabajo el 16 de diciembre se le impusiera una multa de 25 mil dólares, que subirían a 50 mil el 17 de diciembre, a 100 mil el 18 de diciembre, y así sucesivamente.

Además, el 16 de diciembre se impondría una multa de un millón de dólares al sindicato. El juez estaba de acuerdo. Pero el entonces alcalde destaca que todas esas cantidades no significarían nada si los huelguistas no creían de verdad que pensaba cobrar esas multas. Los huelguistas tenían que estar convencidos que la administración era lo bastante dura para hacer que se pagaran las multas. Ese mismo día, el sindicato recapituló , explica Giuliani.

Consejo 3. Estudia, lee, aprende por tu cuenta

Giuliani asegura que de nada sirve el valor y el coraje, si se carece de una sana curiosidad intelectual que le permita al líder mantenerse alerta y actualizado ante los desafíos.

En este capítulo, Giuliani recuerda a su madre, quien ejerció una enorme influencia sobre su educación. En este sentido, el político afirma que ella le enseñó una estrategia educativa: siempre que quisiera aprender algo, debía intentar enseñármelo a mí mismo. Leo a conciencia sobre cualquier tema con el que me comprometo y lo hago con la convicción de que aprenderé cosas sobre ese tema que nadie más conoce .

Consejo 4. No o dejes para los expertos

Para Giuliani, todo buen líder debe desarrollar una base autónoma. Dice que no importa el talento que puedan tener tus consejeros y ayudantes, en la medida de lo posible debes abordar los problemas con tus propios conocimientos , aconseja, y añade que un líder debería haber adquirido por iniciativa propia conocimientos sobre las áreas que coordina. Cualquiera que vaya a hacerse cargo de una extensa organización tiene que dedicar tiempo a estudiar concienzudamente.

El líder debe infundir confianza, debe creer en su propio juicio, incluso en su gente cuando ellos ya no creen en sí mismos. A veces, el optimismo del líder está basado en algo que sólo él conoce. Pero otras veces el líder tiene que ser optimista simplemente porque si él no lo es nadie lo será .



Sergio Manaut
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