Ben Shneiderman, uno de los mayores expertos en el desarrollo de relaciones entre ordenadores y personas, propone esta semana en la revista Science una interesante idea: que el método científico haga un sitio a la nueva realidad de un mundo en red. Lo llama Ciencia 2.0. Tal como explica la Universidad de Maryland en un comunicado, el nuevo método combina la investigación científica convencional, basada en hipótesis contrastadas rigurosamente en laboratorio, con los métodos de investigación en las ciencias sociales. Finalidad: comprender y aprovechar mejor el uso de las redes sociales que ha posibilitado la sociedad de la información. La propuesta no es teórica, ya que su laboratorio ha dado significativos pasos en esa dirección. Pero Shneiderman advierte que estos estudios no se pueden medir en laboratorio y que desarrollan el método clásico de las ciencias sociales, al diseñar intervenciones que mejorarán aspectos de la vida actual como el comercio electrónico, las redes sociales, la asistencia sanitaria o la respuesta social a un desastre natural. Aunque la Ciencia 1.0 sigue siendo fundamental, dice Shneiderman, la Ciencia 2.0 reclama un cambio en las prioridades que afectará a la financiación de la investigación, a la educación y a la evaluación de resultados de investigación.