Brasil, México, Argentina y Perú, líderes en economía colaborativa en América Latina

Se presenta en Madrid el primer estudio sobre nuevos modelos de negocio en el subcontinente


Ayer se presentó en la Casa América de Madrid el primer estudio sobre economía colaborativa en América Latina. Sus resultados señalan que cuatro países van a la cabeza en la implantación de este nuevo modelo de negocios: Brasil, México, Argentina y Perú. También que numerosas empresas locales y regionales se están introduciendo ya en esta ‘corriente’. Estas empresas están dedicadas sobre todo a los sectores del transporte, el alojamiento y el turismo. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
29/04/2016

Fuente: Tecnohumano.
Ayer se presentó en la Casa América de Madrid el primer estudio en el que se analiza la actividad de los nuevos modelos de negocio de la economía colaborativa en América Latina.

El informe ha sido elaborado por la Escuela de Negocios IE Bussiness School, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Economía y Hacienda. Lleva el título de 'Economía colaborativa en América Latina' y, en él, periodistas expertos en economía han recogido datos de empresas y fundadores de startups en Latinoamérica.

La visión de estos últimos y las informaciones recopiladas revelan que la economía colaborativa crece también en Latinoamérica.

En este continente, empresas locales y regionales están ofreciendo ya numerosas oportunidades en lo que a compartir recursos y optimizar el uso de los mismos se refiere; además de ayudar a la generación de empleo. Estas empresas están dedicadas sobre todo a los sectores del transporte, el alojamiento y el turismo.

Líderes y obstáculos

Por países, los cuatro en los que más se está desarrollando esta nueva ‘fórmula’ económica son Brasil, México, Argentina y Perú (entre todos representan el 69% de la economía colaborativa que se desarrolla actualmente en América Latina).

A la cabeza de todos ellos está Brasil (32%), seguido de Argentina y México (13%), y de Perú (11%). En Centroamérica, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Panamá y Honduras se da un 13 % de esta actividad.

Los principales sectores en los que operan las nuevas empresas de economía colaborativa de Latinoamérica son el transporte y el alquiler turístico.

Entre los obstáculos a superar en Latinoamérica por esta nueva forma de economía, se encuentran la falta de conocimiento y la desconfianza por parte de los clientes de estos nuevos modelos colaborativos de negocio; la dificultad en el acceso al financiamiento para desarrollar o expandir estos modelos y la baja disponibilidad de plataformas que permitan un pago seguro, y en consecuencia, aumenten la confianza en el sector.

Al mismo tiempo, se presentan desafíos en temas como la fragmentación en la relación laboral y protección al consumidor, lo que está planteando la necesidad de introducir mejoras o innovaciones en el marco de la regulación jurídica, del mismo modo que ocurre y se demanda en Europa.

Efecto sobre las ciudades latinoamericanas

Como anticipo a la presentación del informe, el pasado 15 de abril, Anabella Palacios, experta en economía colaborativa del Fondo Multilateral de Inversiones del Grupo BID, principal proveedor de asistencia técnica para el sector privado en América Latina y el Caribe, explicaba en un artículo que la economía colaborativa podría desencadenar una ola de innovaciones necesarias para afrontar los problemas de muchas ciudades de la región latinoamericana.

Estas ciudades podrían convertirse “en las principales aliadas y beneficiarias de los crecientes niveles de innovación, solidaridad y desarrollo del sector privado que este paradigma propone”.

De momento, ciudades como Buenos Aires, Montevideo, Santiago o Rio de Janeiro, ya están aprovechando el potencial de las nuevas tecnologías para solucionar problemas como el manejo de residuos sólidos, promover el turismo local o para realizar reclamos y denuncias.

Asimismo, el nuevo paradigma podría aplicarse a la creación de modelos de colaboración basados en la solidaridad y la confianza, para combatir la desigualdad y los crecientes niveles de pobreza urbana.

En este sentido trabaja ya, por ejemplo, la red de colaboración Repair Café, un movimiento a escala mundial presente en 22 países, dedicado a promover la sostenibilidad local mediante la transferencia de habilidades para arreglar toda clase de objetos. 

El beneficio de la tecnología

En la presentación ayer del informe 'Economía colaborativa en América Latina' participaron Ricardo Pérez, profesor IE Business School,  Jaime Rodríguez, country manager de BlaBlaCar en España y Portugal; Chema González, fundador de Alterkeys y director de Estrategia de BeMate.com; y Albert Cañigueral, de Ouishare Spain. También José Luis Zimmermann de Adigital y Antonio Maudes, director de Promoción de la Competencia (CNMC).

En el transcurso de la presentación se señaló que la economía colaborativa en Latinoamérica se encuentra aún en la “infancia”. A pesar de ello, está sufriendo un “desarrollo sostenido”. Palacios señala en su artículo que, de seguir así, la economía colaborativa podría convertirse para en “una oportunidad histórica para la región de formar parte de la Cuarta Revolución Industrial”.

En el pasado Foro de Davos sobre esta revolución se dijo que podría suponer la pérdida de 7 millones de puestos de trabajo como consecuencia de la automatización. El uso de la tecnología por parte de la economía colaborativa parece prometer resultados mucho más halagüeños para los ciudadanos.



Marta Lorenzo
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