Fuente: Flickr.
¿Podemos aprender a liberarnos de nuestros prejuicios raciales o de género? Un nuevo estudio realizado en la Universidad Northwestern (EEUU) indica que, en este esfuerzo, el sueño puede resultar clave.
A partir de una serie de investigaciones previas, un equipo de dicha Universidad intentó averiguar si podían cambiarse reacciones habituales hacia otras personas usando el sueño como herramienta.
Este cambio es importante, dado que los sesgos sociales más comunes suelen tener consecuencias no deseadas. Por ejemplo, el sesgo de género en las contrataciones hace que los científicos tiendan más a contratar a hombres que a mujeres en proyectos de investigación, aunque ambos tengan idéntica preparación. Incluso personas bien intencionadas pueden verse influenciadas por estos prejuicios sin darse cuenta.
Ya se había demostrado que un tipo de entrenamiento llamado de "lucha contra el estereotipo" ayuda a vencer estas respuestas, más o menos conscientes. El nuevo estudio ha exminado una estrategia basada en el sueño, que refuerza los beneficios de este tipo de intevenciones.
¿Por qué el sueño?
Ya se sabía que, durante el sueño, nuestra memoria puede ser reactivada. Estudios previos de los investigadores de Northwestern habían demostrado que personas que escucharon sonidos diversos durante una sesión de aprendizaje, tras un breve período de sueño recordaban más determinadas cosas, si los sonidos que escucharon en primer lugar siguieron sonando mientras dormían.
A este fenómeno los científicos lo llaman "Reactivación Dirigida de la Memoria", porque los sonidos que se ejecutan durante el sueño pueden producir una mejoría memorística, en comparación con cuando no se se ejecutan dichos sonidos, explica Ken Paller, autor principal del estudio, en un comunicado de la Universidad Northwestern difundido por Eurekalert!
"Por ejemplo, hemos utilizado este procedimiento para mejorar selectivamente la memoria espacial (para mejorar el aprendizaje de ubicaciones de un conjunto de objetos); así como la memoria de habilidades tales como aprender a tocar una melodía en un teclado", señala Palller.
En el presente estudio se aplicó el mismo tipo de procedimiento para aprender otra cosa: a luchar contra los estereotipos.
A partir de una serie de investigaciones previas, un equipo de dicha Universidad intentó averiguar si podían cambiarse reacciones habituales hacia otras personas usando el sueño como herramienta.
Este cambio es importante, dado que los sesgos sociales más comunes suelen tener consecuencias no deseadas. Por ejemplo, el sesgo de género en las contrataciones hace que los científicos tiendan más a contratar a hombres que a mujeres en proyectos de investigación, aunque ambos tengan idéntica preparación. Incluso personas bien intencionadas pueden verse influenciadas por estos prejuicios sin darse cuenta.
Ya se había demostrado que un tipo de entrenamiento llamado de "lucha contra el estereotipo" ayuda a vencer estas respuestas, más o menos conscientes. El nuevo estudio ha exminado una estrategia basada en el sueño, que refuerza los beneficios de este tipo de intevenciones.
¿Por qué el sueño?
Ya se sabía que, durante el sueño, nuestra memoria puede ser reactivada. Estudios previos de los investigadores de Northwestern habían demostrado que personas que escucharon sonidos diversos durante una sesión de aprendizaje, tras un breve período de sueño recordaban más determinadas cosas, si los sonidos que escucharon en primer lugar siguieron sonando mientras dormían.
A este fenómeno los científicos lo llaman "Reactivación Dirigida de la Memoria", porque los sonidos que se ejecutan durante el sueño pueden producir una mejoría memorística, en comparación con cuando no se se ejecutan dichos sonidos, explica Ken Paller, autor principal del estudio, en un comunicado de la Universidad Northwestern difundido por Eurekalert!
"Por ejemplo, hemos utilizado este procedimiento para mejorar selectivamente la memoria espacial (para mejorar el aprendizaje de ubicaciones de un conjunto de objetos); así como la memoria de habilidades tales como aprender a tocar una melodía en un teclado", señala Palller.
En el presente estudio se aplicó el mismo tipo de procedimiento para aprender otra cosa: a luchar contra los estereotipos.
Cómo se hizo
Los participantes en el estudio completaron dos regímenes de entrenamiento, uno diseñado para reducir los prejuicios raciales y el otro para reducir el sesgo de género.
En estos entrenamientos, a los voluntarios se les presentarons caras emparejadas con palabras que iban en contra de un estereotipo. Por ejemplo, rostros femeninos aparecieron con palabras relacionadas con las matemáticas o la ciencia; y caras de personas de color fueron presentadas junto a palabras agradables. Al mismo tiempo, se presentaron a los voluntarios dos sonidos distintivos, uno de ellos asociado a las mujeres emparejadas con términos científicos; y el otro a los rostros de personas negras emparejadas con palabras agradables.
Después, los participantes se echaron una siesta. Mientras estaban en el sueño profundo y sin su conocimiento, uno de los sonidos se repitó en varias ocasiones, pero con el volumen lo suficientemente bajo como para perturbar el descanso de los voluntarios.
Resultados obtenidos
Al despertar, se comprobó que la reducción de los prejuicios fue más fuerte cuando se usaron dichos sonidos, esto es, cuando se reactivó durante el sueño la memoria de los participantes. Esta mayor reducción se mantuvo una semana más tarde.
Según los investigadores, "resulta sorprendente que la intervención basada en el sueño pueda tener un impacto evidente una semana más tarde, pues la expectativa habitual es que una breve intervención aplicada una sola vez no sea lo suficientemente fuerte como para provocar una influencia duradera (...) nuestros resultados demuestran cómo el aprendizaje, incluso este tipo de aprendizaje, depende de sueño".
"Producir cambios duraderos en sesgos implícitos es un reto", añade Galen V. Bodenhausen, profesor de psicología de la Universidad de Northwestern Weinberg, también coautor del estudio. "Estos sesgos surgen de la socialización a largo plazo, y se ven reforzados con frecuencia por los medios de comunicación".
Bodenhausen añade que nuevos experimentos tendrán que examinar si estos procedimientos pueden reducir el impacto de los sesgos implícitos en situaciones de toma de decisiones importantes.
Implicaciones
Según Paller, una de las implicaciones del presente estudio es que puede ampliar la discusión sobre qué tipo de esfuerzos se pueden hacer para combatir los sesgos sociales; además de ser una potencial herramienta para contrarrestar prejuicios.
Desaprender sesgos implícitos puede ser muy parecido a acabar con otros malos hábitos. En este sentido, señala Paller, la investigación también tendría implicaciones para el desarrollo de nuevas técnicas que combatan hábitos como el tabaquismo, el egocentrismo, las fobias o los comportamientos alimenticios poco saludables.
Los participantes en el estudio completaron dos regímenes de entrenamiento, uno diseñado para reducir los prejuicios raciales y el otro para reducir el sesgo de género.
En estos entrenamientos, a los voluntarios se les presentarons caras emparejadas con palabras que iban en contra de un estereotipo. Por ejemplo, rostros femeninos aparecieron con palabras relacionadas con las matemáticas o la ciencia; y caras de personas de color fueron presentadas junto a palabras agradables. Al mismo tiempo, se presentaron a los voluntarios dos sonidos distintivos, uno de ellos asociado a las mujeres emparejadas con términos científicos; y el otro a los rostros de personas negras emparejadas con palabras agradables.
Después, los participantes se echaron una siesta. Mientras estaban en el sueño profundo y sin su conocimiento, uno de los sonidos se repitó en varias ocasiones, pero con el volumen lo suficientemente bajo como para perturbar el descanso de los voluntarios.
Resultados obtenidos
Al despertar, se comprobó que la reducción de los prejuicios fue más fuerte cuando se usaron dichos sonidos, esto es, cuando se reactivó durante el sueño la memoria de los participantes. Esta mayor reducción se mantuvo una semana más tarde.
Según los investigadores, "resulta sorprendente que la intervención basada en el sueño pueda tener un impacto evidente una semana más tarde, pues la expectativa habitual es que una breve intervención aplicada una sola vez no sea lo suficientemente fuerte como para provocar una influencia duradera (...) nuestros resultados demuestran cómo el aprendizaje, incluso este tipo de aprendizaje, depende de sueño".
"Producir cambios duraderos en sesgos implícitos es un reto", añade Galen V. Bodenhausen, profesor de psicología de la Universidad de Northwestern Weinberg, también coautor del estudio. "Estos sesgos surgen de la socialización a largo plazo, y se ven reforzados con frecuencia por los medios de comunicación".
Bodenhausen añade que nuevos experimentos tendrán que examinar si estos procedimientos pueden reducir el impacto de los sesgos implícitos en situaciones de toma de decisiones importantes.
Implicaciones
Según Paller, una de las implicaciones del presente estudio es que puede ampliar la discusión sobre qué tipo de esfuerzos se pueden hacer para combatir los sesgos sociales; además de ser una potencial herramienta para contrarrestar prejuicios.
Desaprender sesgos implícitos puede ser muy parecido a acabar con otros malos hábitos. En este sentido, señala Paller, la investigación también tendría implicaciones para el desarrollo de nuevas técnicas que combatan hábitos como el tabaquismo, el egocentrismo, las fobias o los comportamientos alimenticios poco saludables.
Referencia bibliográfica:
Xiaoqing Hu, James W. Antony, Jessica D. Creery, Iliana M. Vargas, Galen V. Bodenhausen, Ken A. Paller. Unlearning implicit social biases during sleep. Science (2015). DOI: 10.1126/science.aaa3841.
Xiaoqing Hu, James W. Antony, Jessica D. Creery, Iliana M. Vargas, Galen V. Bodenhausen, Ken A. Paller. Unlearning implicit social biases during sleep. Science (2015). DOI: 10.1126/science.aaa3841.