Australia se adentra en un infierno climático

Récords de temperaturas y de incendios forestales, con los murciélagos cayendo de los árboles por el calor


Australia ha vivido un infierno climático en el verano austral que acaba de concluir, con más de 205 récords meteorológicos. Numerosos incendios forestales han estado fuera de control, ofreciendo un espectáculo dantesco con murciélagos que caen de los árboles por efecto del calor. La temperatura ha aumentado 1ºC desde 1990 en todo el continente.


Redacción T21
08/03/2017

Los episodios meteorológicos extremos se han multiplicado en Australia este año, que ha vivido un verano récord en todos los parámetros. Y el cambio climático va a agravar el problema durante los próximos años, advierte un informe.

Más de 205 récords meteorológicos han sido registrados durante los 90 días del verano austral, entre diciembre y febrero, informa el Climate Council, un organismo independiente de investigación sobre el clima en un informe publicado ayer.

El centro y el Este de Australia han conocido episodios intensos de calor y de incendios forestales, mientras que el Oeste ha sido afectado por fuertes lluvias e inundaciones, informan los investigadores.

Los registros de temperatura son alarmantes. Algunos ejemplos recogidos en el informe: en Nueva Gales del Sur el termómetro subió 2.57ºC por encima de la media. Sídney tuvo su verano más caliente jamás registrado, con una temperatura media de 2,8 ° C por encima de la media. Canberra tuvo su verano más caluroso en términos de temperaturas diurnas y registró temperaturas de por lo menos 35°C en 18 días, muy por encima de lo que se proyecta para 2030.

Cerca de 100 incendios forestales se extendieron por el interior de Nueva Gales del Sur, al mismo tiempo que el aumento de la temperatura del mar por encima de la media este verano ha provocado nuevos daños en la Gran Barrera de Coral, después de que en 2016 se registrara el peor impacto en la historia del arrecife, destaca el informe.

El cambio climático, provocado especialmente por la combustión de carbón, petróleo y gas, agrava la intensidad de los episodios meteorológicos extremos, señala el informe.

Los días de calor extremo y las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes e intensos en Australia, lo que supone un riesgo para las infraestructuras esenciales (suministro eléctrico), la economía, el sistema de salud y el ecosistema, añade.

Aunque el costo económico del verano que acaba de concluir todavía no se han calculado, en el verano anterior (2013-2014) los impactos climáticos costaron a la economía australiana 8 mil millones de dólares debido al absentismo laboral y descenso de la productividad.

Temperatura de superficie en Australia entre el 7 y 14 de febrero. Earth Observatory. NASA
Advertencia de la NASA

La Nasa informó el mes pasado de las anomalías climáticas, cuando temperaturas extremas surgieron primero en Australia del Sur y Victoria y luego se extendieron a Nueva Gales del Sur, Queensland y Territorio del Norte.    

Narraba un espectáculo dantesco, con los murciélagos cayendo de los árboles por efecto del calor y los incendios forestales fuera de control. Mostraba un mapa obtenido por satélites con tonos de color equivalentes a más de 60ºC en la superficie terrestre (no en el aire) de las zonas centrales del país.

Otro informe del CSIRO publicado en octubre del año pasado señaló a su vez que la temperatura había aumentado un grado Celsius desde 1990 en todo el continente, añadiendo que el cambio climático es el que provoca la escalada de las temperaturas del aire y el agua, agravando los riesgos de incendios forestales.

Aunque Australia no es un país densamente poblado (24 millones de habitantes) en relación al tamaño de su territorio, depende enormemente del petróleo, lo que le convierte en uno de los páises más emisores de gases de efecto invernadero per cápita.

Climate Council añade al respecto que las infraestructuras del país no están adaptadas para vivir fenómenos meteorológicos extremos, señalando que el año pasado medio país quedó sin electricidad como consecuencia de fuertes vientos y lluvias torrenciales.




Redacción T21
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