Evolución espacio-temporal del Universo. Fuente: Wikimedia Commons.
La energía oscura existe realmente, asegura un equipo de astrónomos de la Universidad de Portsmouth, en el Reino Unido, y de la Universidad LMU de Múnich, en Alemania.
Tras dos años de investigaciones bajo la dirección de Tommaso Giannatonio y Robert Crittendens, los astrónomos afirman, más concretamente, que la probabilidad de que dicha energía exista es del 99,996%, que es el mismo nivel de probabilidad que ha servido para corroborar la existencia del bosón de Higgs.
Bob Nichol, uno de los autores del estudio, señala al respecto en un comunicado de la Royal Astronomical Society que, a pesar de que “la energía oscura es uno de los mayores misterios científicos de nuestro tiempo -por lo que no es sorprendente que haya tantos investigadores que cuestionen su existencia-, con este nuevo trabajo tenemos más confianza que nunca en que este componente exótico del universo es real, incluso aunque no tengamos ni idea de en qué consiste”.
En general, los astrónomos creen que la energía oscura se encuentra presente en todo el espacio, produciendo una presión que tiende a acelerar la expansión del Universo. De hecho, gracias a esta misteriosa sustancia pueden explicarse los resultados de observaciones que apuntan a que el cosmos sufre una expansión acelerada.
Explicación de la expansión del universo
Hace una década, otro grupo de astrónomos, observando el brillo de una supernova distante, se dio cuenta de que la expansión del Universo parecía estar acelerándose. La aceleración fue entonces atribuida a una fuerza asociada a la energía oscura, que ahora se piensa conforma el 73% del contenido del cosmos (un 24% sería de materia oscura y sólo un 3% de la materia que hasta hace unos años se creía componía todo el universo).
A pesar de que los investigadores que hicieron este descubrimiento - Adam Reiss, Saul Perlmutter y Brian P. Schmidt- recibieron el Premio Nobel de Física en 2011 por su hallazgo, la existencia o no de la energía oscura todavía sigue siendo un tema de candente debate dentro de la comunidad científica.
De hecho, muchas otras técnicas han sido usadas para confirmar la realidad de la energía oscura, pero estas han arrojado bien pruebas indirectas de la aceleración del universo bien pruebas demasiado propensas a las incertidumbres.
Tras dos años de investigaciones bajo la dirección de Tommaso Giannatonio y Robert Crittendens, los astrónomos afirman, más concretamente, que la probabilidad de que dicha energía exista es del 99,996%, que es el mismo nivel de probabilidad que ha servido para corroborar la existencia del bosón de Higgs.
Bob Nichol, uno de los autores del estudio, señala al respecto en un comunicado de la Royal Astronomical Society que, a pesar de que “la energía oscura es uno de los mayores misterios científicos de nuestro tiempo -por lo que no es sorprendente que haya tantos investigadores que cuestionen su existencia-, con este nuevo trabajo tenemos más confianza que nunca en que este componente exótico del universo es real, incluso aunque no tengamos ni idea de en qué consiste”.
En general, los astrónomos creen que la energía oscura se encuentra presente en todo el espacio, produciendo una presión que tiende a acelerar la expansión del Universo. De hecho, gracias a esta misteriosa sustancia pueden explicarse los resultados de observaciones que apuntan a que el cosmos sufre una expansión acelerada.
Explicación de la expansión del universo
Hace una década, otro grupo de astrónomos, observando el brillo de una supernova distante, se dio cuenta de que la expansión del Universo parecía estar acelerándose. La aceleración fue entonces atribuida a una fuerza asociada a la energía oscura, que ahora se piensa conforma el 73% del contenido del cosmos (un 24% sería de materia oscura y sólo un 3% de la materia que hasta hace unos años se creía componía todo el universo).
A pesar de que los investigadores que hicieron este descubrimiento - Adam Reiss, Saul Perlmutter y Brian P. Schmidt- recibieron el Premio Nobel de Física en 2011 por su hallazgo, la existencia o no de la energía oscura todavía sigue siendo un tema de candente debate dentro de la comunidad científica.
De hecho, muchas otras técnicas han sido usadas para confirmar la realidad de la energía oscura, pero estas han arrojado bien pruebas indirectas de la aceleración del universo bien pruebas demasiado propensas a las incertidumbres.
Impresión visual de los datos utilizados en el estudio. Fuentes: NASA/BlueEarth, ESO/S. Brunier, NASA/WMAP.
Deducción por comparación
La evidencia más clara de la existencia de energía oscura se ha obtenido a partir del llamado efecto Sachs-Wolfe integrado.
Este efecto es una propiedad del fondo de radiación cósmica de microondas (CMB) o radiación del calor residual del Big Bang, que se puede ver por todo el cielo.
En 1967, sus descubridores, Rainer Kurt Sachs y Arthur Michael Wolfe, propusieron que la luz de esta radiación podría tornarse ligeramente más azul cuando pasaba a través de los campos gravitacionales de conglomerados de materia, un fenómeno conocido como corrimiento al rojo gravitacional.
En 1996, Robert Crittenden y Neil Turok llevaron esta idea al siguiente nivel sugiriendo que los astrónomos podrían observar esos pequeños cambios en la energía de la luz, o fotones, comparando la temperatura de la radiación medida, con mapas de galaxias del Universo local.
En ausencia de energía oscura, no habría correspondencia entre esos mapas (del fondo de microondas cósmicas distante y el de la distribución de galaxias relativamente cercanas), pero la existencia de energía oscura podía producir un efecto extraño, nada lógico: los fotones del fondo cósmico de microondas ganarían energía al atravesar grandes cúmulos de masa.
Pero los resultados de la comparación no fueron los esperados, la señal de energía oscura obtenida resultó demasiado débil, por lo que algunos científicos sugirieron que en realidad podía estar causada por otras fuentes, como el polvo presente en nuestra galaxia.
Necesidad de futuros sondeos
Desde las primeras publicaciones sobre el efecto Sachs-Wolfe integrado, varios astrónomos han cuestionado las detecciones originales del efecto y han puesto en duda las evidencias sobre la existencia de la energía oscura.
Para este nuevo trabajo, el equipo de astrónomos ha rexaminado todos los argumentos contra la detección Sachs-Wolfe, así como ha mejorado los mapas utilizados en el trabajo original.
A partir de su concienzudo análisis, los científicos concluyen que hay un 99,996% de posibilidades de que la energía oscura sea responsable de las partes más calientes de los mapas de fondo de microondas cósmicas.
Según ellos: “La futuros sondeos en el fondo de microondas cósmico y de las galaxias podrían proporcionar una medición definitiva y confirmar la relatividad general, incluyendo la energía oscura. O, quizá, podrían suponer la necesidad de una comprensión completamente nueva sobre cómo funciona la gravedad”.
La evidencia más clara de la existencia de energía oscura se ha obtenido a partir del llamado efecto Sachs-Wolfe integrado.
Este efecto es una propiedad del fondo de radiación cósmica de microondas (CMB) o radiación del calor residual del Big Bang, que se puede ver por todo el cielo.
En 1967, sus descubridores, Rainer Kurt Sachs y Arthur Michael Wolfe, propusieron que la luz de esta radiación podría tornarse ligeramente más azul cuando pasaba a través de los campos gravitacionales de conglomerados de materia, un fenómeno conocido como corrimiento al rojo gravitacional.
En 1996, Robert Crittenden y Neil Turok llevaron esta idea al siguiente nivel sugiriendo que los astrónomos podrían observar esos pequeños cambios en la energía de la luz, o fotones, comparando la temperatura de la radiación medida, con mapas de galaxias del Universo local.
En ausencia de energía oscura, no habría correspondencia entre esos mapas (del fondo de microondas cósmicas distante y el de la distribución de galaxias relativamente cercanas), pero la existencia de energía oscura podía producir un efecto extraño, nada lógico: los fotones del fondo cósmico de microondas ganarían energía al atravesar grandes cúmulos de masa.
Pero los resultados de la comparación no fueron los esperados, la señal de energía oscura obtenida resultó demasiado débil, por lo que algunos científicos sugirieron que en realidad podía estar causada por otras fuentes, como el polvo presente en nuestra galaxia.
Necesidad de futuros sondeos
Desde las primeras publicaciones sobre el efecto Sachs-Wolfe integrado, varios astrónomos han cuestionado las detecciones originales del efecto y han puesto en duda las evidencias sobre la existencia de la energía oscura.
Para este nuevo trabajo, el equipo de astrónomos ha rexaminado todos los argumentos contra la detección Sachs-Wolfe, así como ha mejorado los mapas utilizados en el trabajo original.
A partir de su concienzudo análisis, los científicos concluyen que hay un 99,996% de posibilidades de que la energía oscura sea responsable de las partes más calientes de los mapas de fondo de microondas cósmicas.
Según ellos: “La futuros sondeos en el fondo de microondas cósmico y de las galaxias podrían proporcionar una medición definitiva y confirmar la relatividad general, incluyendo la energía oscura. O, quizá, podrían suponer la necesidad de una comprensión completamente nueva sobre cómo funciona la gravedad”.