Central eléctrica
La empresa Sanix Energy, filial de la japonesa Sanix, ha puesto por fin en funcionamiento en Tomakomai, isla de Hokkaido, la primera central eléctrica del mundo que utiliza únicamente como combustible desechos plásticos.
La central eléctrica consume cerca de 705 toneladas de combustible reciclado al día. Trabaja a más de 850 º C y obtiene energía de la potencia calorífica del plástico. Los desechos proceden de las 15 unidades de reciclaje de la empresa matriz, especializada en material sanitario.
Con estos desechos, la nueva central eléctrica alcanza una capacidad de producción de 60 megavatios de electricidad por hora, lo que le permite llevar luz a 30.000 hogares.
El 15% de la energía obtenida por este procedimiento es consumida por la propia central y el resto es vendida a una de las grandes compañías eléctricas del país, que es la que la incorpora a su red para la distribución minorista.
Menos energías fósiles
Los dirigentes de la nueva empresa confían en que esta central contribuya considerablemente a limitar el uso de las energías fósiles, ya que puede aumentar su capacidad de producción energética utilizando, además de los desechos de la empresa matriz, gran parte del total de los desechos plásticos del país, que según datos de 1998 representan 10 millones de toneladas anuales.
Según los técnicos, el reciclaje del plástico puede reducir entre un 15% y un 20% la tasa de CO2 emitida durante la combustión, en relación con los métodos convencionales de tratamientos plásticos.
La central de Tomakomai comenzó a construirse en 2001 y ha costado alrededor de 80 millones de euros. En los próximos años al menos dos nuevas centrales de este tipo estarán en funcionamiento en Japón, según los planes de Sanix Energy.
La iniciativa se enmarca en el contexto de la liberalización del mercado japonés de la energía, que permite el acceso al mercado de cualquier industria.
La central eléctrica consume cerca de 705 toneladas de combustible reciclado al día. Trabaja a más de 850 º C y obtiene energía de la potencia calorífica del plástico. Los desechos proceden de las 15 unidades de reciclaje de la empresa matriz, especializada en material sanitario.
Con estos desechos, la nueva central eléctrica alcanza una capacidad de producción de 60 megavatios de electricidad por hora, lo que le permite llevar luz a 30.000 hogares.
El 15% de la energía obtenida por este procedimiento es consumida por la propia central y el resto es vendida a una de las grandes compañías eléctricas del país, que es la que la incorpora a su red para la distribución minorista.
Menos energías fósiles
Los dirigentes de la nueva empresa confían en que esta central contribuya considerablemente a limitar el uso de las energías fósiles, ya que puede aumentar su capacidad de producción energética utilizando, además de los desechos de la empresa matriz, gran parte del total de los desechos plásticos del país, que según datos de 1998 representan 10 millones de toneladas anuales.
Según los técnicos, el reciclaje del plástico puede reducir entre un 15% y un 20% la tasa de CO2 emitida durante la combustión, en relación con los métodos convencionales de tratamientos plásticos.
La central de Tomakomai comenzó a construirse en 2001 y ha costado alrededor de 80 millones de euros. En los próximos años al menos dos nuevas centrales de este tipo estarán en funcionamiento en Japón, según los planes de Sanix Energy.
La iniciativa se enmarca en el contexto de la liberalización del mercado japonés de la energía, que permite el acceso al mercado de cualquier industria.