José Antonio Echauri Tijeras.
Su estudio tuvo como punto de partida el trabajo diario del equipo de psicólogos de PSIMAE, Instituto de Psicología Jurídica y Forense, en los programas de tratamiento con maltratadores de violencia de género. Estos programas se desarrollan a través del Servicio Social de Justicia del Gobierno de Navarra desde su creación en 2005.
El tratamiento con agresores hacia la pareja está dividido en dos bloques: grupo ambulatorio y grupo de prisión. El primero está compuesto por sujetos que acceden de forma voluntaria al programa o que acceden por suspensión de condena; el segundo, exclusivamente formado por sujetos con acceso voluntario y derivados a través de la Junta de Tratamiento del centro penitenciario.
La tesis doctoral de José Antonio Echauri, “Eficacia de un programa de tratamiento psicológico para hombres maltratadores en la relación de pareja. Características psicopatológicas y resultados terapéuticos” obtuvo la calificación de Sobresaliente cum laude y estuvo dirigida por el profesor Javier Fernández Montalvo, del Departamento de Psicología y Pedagogía de la UPNA.
José Antonio Echauri Tijeras es Licenciado en Psicología por la UNED, Titulado Especialista en Psicología Forense por el Colegio Oficial de Psicólogos de La Rioja y el Instituto Europeo de Psicología Aplicada y titulado en Terapia Gestalt. Miembro de la Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense, de la Asociación Española de Terapia Gestalt y de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, es autor de varios artículos y ponencias en congresos sobre las características psicopatológicas de los hombres agresores hacia sus parejas, los programas de tratamiento y sus resultados terapéuticos.
Durante su investigación, analizó las características sociodemográficas, psicopatológicas, de personalidad y de adaptación de los maltratadores que acudían al programa (250 sujetos), y analizó las diferencias entre los integrantes del grupo ambulatorio y prisión. Posteriormente evaluó en 101 sujetos —que finalizaron completamente el programa— la eficacia del tratamiento realizado, que incluye medidas de pretratamiento, postratamiento y seguimiento. Y por último, determinó qué variables tienen un mayor peso específico a la hora de predecir los resultados terapéuticos cuando finaliza el programa de tratamiento.
Hombres jóvenes y pensamientos distorsionados
La evaluación inicial puso de manifiesto que los hombres maltratadores hacia sus parejas presentan una alta sintomatología psicopatológica generalizada, elevados pensamientos distorsionados sobre la figura de la mujer y sobre el uso de la violencia y un alto porcentaje en trastornos de personalidad. “En concreto —señala Echauri—, un tercio de los sujetos presenta antecedentes psiquiátricos, de los cuales más de la mitad lo son por algún tipo de adicción (alcohol y/o drogas). En general, son hombres jóvenes, con una edad media en torno a los 37 años, aunque hay un 27% de sujetos menores de 30 años. Y más de la mitad refiere haber sufrido maltrato en su infancia”.
Entre las conclusiones, este investigador pone de manifiesto la utilidad y la alta eficacia que tiene el programa de tratamiento: “Una vez finalizado el programa terapéutico y la fase de seguimiento, podemos decir que existe una disminución significativa en la tasa global de la sintomatología psicopatológica, nivel del sentimiento de ira, trastornos de personalidad y pensamientos distorsionados sobre la figura de la mujer y sobre el uso de la violencia”.
También considera reseñable la mejoría experimentada en cuanto al manejo adecuado en el control de la impulsividad, en las habilidades sociales, en la comunicación interpersonal, así como en la detección y expresión de los sentimientos.
Con todo ello, la valoración final del programa tasa en un 45% el porcentaje de éxitos y en un 39% el de mejoría de los sujetos. No obstante, también existen diferencias significativas entre los grupos ambulatorio y prisión, siendo el programa más eficaz con los hombres del primer grupo.
En cuanto a las variables que pueden tener mayor peso a la hora de predecir los resultados terapéuticos, “una alta tasa de pensamientos distorsionados sobre el uso de la violencia y el trastorno paranoide de personalidad son las variables que pronostican una peor evolución en el tratamiento”.
El tratamiento con agresores hacia la pareja está dividido en dos bloques: grupo ambulatorio y grupo de prisión. El primero está compuesto por sujetos que acceden de forma voluntaria al programa o que acceden por suspensión de condena; el segundo, exclusivamente formado por sujetos con acceso voluntario y derivados a través de la Junta de Tratamiento del centro penitenciario.
La tesis doctoral de José Antonio Echauri, “Eficacia de un programa de tratamiento psicológico para hombres maltratadores en la relación de pareja. Características psicopatológicas y resultados terapéuticos” obtuvo la calificación de Sobresaliente cum laude y estuvo dirigida por el profesor Javier Fernández Montalvo, del Departamento de Psicología y Pedagogía de la UPNA.
José Antonio Echauri Tijeras es Licenciado en Psicología por la UNED, Titulado Especialista en Psicología Forense por el Colegio Oficial de Psicólogos de La Rioja y el Instituto Europeo de Psicología Aplicada y titulado en Terapia Gestalt. Miembro de la Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense, de la Asociación Española de Terapia Gestalt y de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, es autor de varios artículos y ponencias en congresos sobre las características psicopatológicas de los hombres agresores hacia sus parejas, los programas de tratamiento y sus resultados terapéuticos.
Durante su investigación, analizó las características sociodemográficas, psicopatológicas, de personalidad y de adaptación de los maltratadores que acudían al programa (250 sujetos), y analizó las diferencias entre los integrantes del grupo ambulatorio y prisión. Posteriormente evaluó en 101 sujetos —que finalizaron completamente el programa— la eficacia del tratamiento realizado, que incluye medidas de pretratamiento, postratamiento y seguimiento. Y por último, determinó qué variables tienen un mayor peso específico a la hora de predecir los resultados terapéuticos cuando finaliza el programa de tratamiento.
Hombres jóvenes y pensamientos distorsionados
La evaluación inicial puso de manifiesto que los hombres maltratadores hacia sus parejas presentan una alta sintomatología psicopatológica generalizada, elevados pensamientos distorsionados sobre la figura de la mujer y sobre el uso de la violencia y un alto porcentaje en trastornos de personalidad. “En concreto —señala Echauri—, un tercio de los sujetos presenta antecedentes psiquiátricos, de los cuales más de la mitad lo son por algún tipo de adicción (alcohol y/o drogas). En general, son hombres jóvenes, con una edad media en torno a los 37 años, aunque hay un 27% de sujetos menores de 30 años. Y más de la mitad refiere haber sufrido maltrato en su infancia”.
Entre las conclusiones, este investigador pone de manifiesto la utilidad y la alta eficacia que tiene el programa de tratamiento: “Una vez finalizado el programa terapéutico y la fase de seguimiento, podemos decir que existe una disminución significativa en la tasa global de la sintomatología psicopatológica, nivel del sentimiento de ira, trastornos de personalidad y pensamientos distorsionados sobre la figura de la mujer y sobre el uso de la violencia”.
También considera reseñable la mejoría experimentada en cuanto al manejo adecuado en el control de la impulsividad, en las habilidades sociales, en la comunicación interpersonal, así como en la detección y expresión de los sentimientos.
Con todo ello, la valoración final del programa tasa en un 45% el porcentaje de éxitos y en un 39% el de mejoría de los sujetos. No obstante, también existen diferencias significativas entre los grupos ambulatorio y prisión, siendo el programa más eficaz con los hombres del primer grupo.
En cuanto a las variables que pueden tener mayor peso a la hora de predecir los resultados terapéuticos, “una alta tasa de pensamientos distorsionados sobre el uso de la violencia y el trastorno paranoide de personalidad son las variables que pronostican una peor evolución en el tratamiento”.