Corales de la Gran Barrera Australiana. Fuente: Universidad de Texas en Austin.
Algunas poblaciones de coral ya tienen las variantes genéticas necesarias para tolerar las aguas cálidas del océano, y los seres humanos podrían ayudar a transmitir estos genes, revela un estudio realizado por científicos de la Universidad de Texas en Austin, el Instituto Australiano de Ciencia Marina y la Universidad Estatal de Oregón (EEUU).
El descubrimiento tendría implicaciones para muchos arrecifes actualmente amenazados por el calentamiento global, y muestra por primera vez que mezclar y combinar los corales de diferentes latitudes puede aumentar la supervivencia de los arrecifes. Los hallazgos han sido publicados esta semana en la revista Science.
Características del estudio
Para el presente estudio, los investigadores cruzaron los corales de las zonas más cálidas de la Gran Barrera de Coral de Australia con corales situados en una latitud más fresca, a cerca de 480 kilómetros al sur.
Descubrieron así que las larvas de coral procedentes de progenitores del norte (donde las aguas eran alrededor de 2ºC más cálidas), tenían hasta 10 veces más probabilidades de sobrevivir al estrés por calor que las larvas cuyos progenitores eran de la zona sur.
Haciendo uso de herramientas genómicas, los investigadores identificaron los procesos biológicos responsables de la tolerancia al calor de las primeras larvas, y demostraron que dicha tolerancia evoluciona rápidamente, con base en la variación genética existente.
El descubrimiento tendría implicaciones para muchos arrecifes actualmente amenazados por el calentamiento global, y muestra por primera vez que mezclar y combinar los corales de diferentes latitudes puede aumentar la supervivencia de los arrecifes. Los hallazgos han sido publicados esta semana en la revista Science.
Características del estudio
Para el presente estudio, los investigadores cruzaron los corales de las zonas más cálidas de la Gran Barrera de Coral de Australia con corales situados en una latitud más fresca, a cerca de 480 kilómetros al sur.
Descubrieron así que las larvas de coral procedentes de progenitores del norte (donde las aguas eran alrededor de 2ºC más cálidas), tenían hasta 10 veces más probabilidades de sobrevivir al estrés por calor que las larvas cuyos progenitores eran de la zona sur.
Haciendo uso de herramientas genómicas, los investigadores identificaron los procesos biológicos responsables de la tolerancia al calor de las primeras larvas, y demostraron que dicha tolerancia evoluciona rápidamente, con base en la variación genética existente.
Resultados obtenidos
"Nuestra investigación encontró que los corales no tienen que esperar a que aparezcan nuevas mutaciones. Evitar la extinción del coral puede comenzar con algo tan simple como un intercambio de corales 'inmigrantes', para expandir las variantes genéticas ya existentes en ellos", explica Mikhail Matz, profesor asociado de biología integrativa de la Universidad de Texas en Austin en un comunicado de dicha universidad.
"Las larvas de coral pueden moverse a través de los océanos de forma natural, pero los humanos también pueden contribuir, reubicando corales adultos para poner en marcha el proceso".
A nivel mundial, los arrecifes de coral han sido gravemente dañados por el aumento de las temperaturas de la superficie del mar. El blanqueo o decoloración del coral -proceso que puede causar la muerte de los corales y que consiste en la pérdida de las algas con las que los corales conviven en simbiosis y que a estos les sirven de alimento- ha sido vinculado al calentamiento de las aguas del mar como consecuencia del cambio climático.
Algunos corales, sin embargo, tienen una mayor tolerancia a temperaturas elevadas, aunque hasta ahora nadie había entendido por qué algunas especies se han adaptado de manera distinta a las demás. "Este descubrimiento se suma a nuestra comprensión del potencial del coral para hacer frente a los océanos más cálidos", explican los científicos.
Los corales de los arrecifes del Pacífico norte y del Mar Caribe son similares a los corales analizados en el presente estudio, por lo que, se supone, también podrían beneficiarse de una futura reproducción artificial. Por eso, los investigadores concluyen que el hallazgo "da motivos para la esperanza y el optimismo sobre los arrecifes de coral y la vida marina que en ellos prospera" (solo en la Gran Barrera de Coral australiana viven 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos).
Una buena noticia que contrasta con los datos arrojados por diversos estudios, que han señalado que, a lo largo de los últimos, treinta años, la Gran Barrera ha perdido el 50% de sus corales, una pérdida que puede llegar al 80% en algunos arrecifes del mar Caribe.
Metodo de protección
En 2013, un equipo científico australiano ya descubrió que los corales se protegen del aumento de temperatura de las aguas del océano produciendo dimetilsulfoniopropionato (DMSP), una sustancia química que actúa a modo de antioxidante y que protege sus tejidos de la radiación solar.
"Nuestra investigación encontró que los corales no tienen que esperar a que aparezcan nuevas mutaciones. Evitar la extinción del coral puede comenzar con algo tan simple como un intercambio de corales 'inmigrantes', para expandir las variantes genéticas ya existentes en ellos", explica Mikhail Matz, profesor asociado de biología integrativa de la Universidad de Texas en Austin en un comunicado de dicha universidad.
"Las larvas de coral pueden moverse a través de los océanos de forma natural, pero los humanos también pueden contribuir, reubicando corales adultos para poner en marcha el proceso".
A nivel mundial, los arrecifes de coral han sido gravemente dañados por el aumento de las temperaturas de la superficie del mar. El blanqueo o decoloración del coral -proceso que puede causar la muerte de los corales y que consiste en la pérdida de las algas con las que los corales conviven en simbiosis y que a estos les sirven de alimento- ha sido vinculado al calentamiento de las aguas del mar como consecuencia del cambio climático.
Algunos corales, sin embargo, tienen una mayor tolerancia a temperaturas elevadas, aunque hasta ahora nadie había entendido por qué algunas especies se han adaptado de manera distinta a las demás. "Este descubrimiento se suma a nuestra comprensión del potencial del coral para hacer frente a los océanos más cálidos", explican los científicos.
Los corales de los arrecifes del Pacífico norte y del Mar Caribe son similares a los corales analizados en el presente estudio, por lo que, se supone, también podrían beneficiarse de una futura reproducción artificial. Por eso, los investigadores concluyen que el hallazgo "da motivos para la esperanza y el optimismo sobre los arrecifes de coral y la vida marina que en ellos prospera" (solo en la Gran Barrera de Coral australiana viven 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos).
Una buena noticia que contrasta con los datos arrojados por diversos estudios, que han señalado que, a lo largo de los últimos, treinta años, la Gran Barrera ha perdido el 50% de sus corales, una pérdida que puede llegar al 80% en algunos arrecifes del mar Caribe.
Metodo de protección
En 2013, un equipo científico australiano ya descubrió que los corales se protegen del aumento de temperatura de las aguas del océano produciendo dimetilsulfoniopropionato (DMSP), una sustancia química que actúa a modo de antioxidante y que protege sus tejidos de la radiación solar.
Referencia bibliográfica:
Groves B. Dixon, Sarah W. Davies, Galina A. Aglyamova, Eli Meyer, Line K. Bay, Mikhail V. Matz. Genomic determinants of coral heat tolerance across latitudes. Science (2015). DOI: 10.1126/science.1261224.
Groves B. Dixon, Sarah W. Davies, Galina A. Aglyamova, Eli Meyer, Line K. Bay, Mikhail V. Matz. Genomic determinants of coral heat tolerance across latitudes. Science (2015). DOI: 10.1126/science.1261224.