Antártida. Foto: Ian Joughin. IMBIE.
La alarma científica ha sonado después de que esta semana la Antártida registrase el pasado 9 de febrero más de 20ºC en una estación de seguimiento situada de la isla Seymour, al final de la Península Antártica Occidental, frente al extremo sur de Sudamérica, que es el hogar de la base de investigación argentina de Marambio.
Aunque se trata de un dato aislado, se añade a otro dato obtenido el 6 de febrero en la base de investigación argentina Esperanza: registró 18,3ºC, que superó el anterior récord de 2015, cuando esa estación alcanzó los 17,5ºC.
Para el conjunto de la región antártica, el récord anterior está establecido en 19,8°C, que fue la temperatura registrada en la isla de Signy en enero de 1982.
Nuevo récord de calor global en enero
Al dato de la Antártida hay que sumar otro no menos preocupante: el año 2019 no solo ha sido el segundo más cálido desde que se tienen registros, sino que la temperatura global del planeta ha alcanzado este mes de enero su nivel más alto de los últimos 141 años, superando al primer mes del fatídico 2016, año que ostenta el máximo nivel de calor en la serie histórica.
Enero 2020 ha alcanzado 1,18ºC por encima de la media 1951-1980 y se pone por delante de la temperatura de diciembre pasado, que alcanzó los 1,10ºC por encima de la media previa a la revolución industrial.
Hay un detalle a tener en cuenta: el año 2016 batió todos los récords de temperatura global porque estuvo asociado a El Niño, un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera.
Sin embargo, el récord de calor que registramos en enero ocurre en un año en el que las condiciones climáticas en el pacífico son neutras, por lo que no puede relacionarse con la variabilidad natural del Pacífico.
Tampoco puede atribuirse a la actividad solar, ya que el ciclo solar está ahora en su momento más bajo. Si realmente estos ciclos influyen en el clima, no sería en estos momentos.
La anomalía térmica observada en enero 2020 ha sido más intensa en el hemisferio norte, que alcanzó un nuevo récord: 1,58ºC por encima de la media previa a la revolución industrial. Rusia y algunas regiones de Siberia se situaron 14ºC por encima de la media.
En el hemisferio sur, la anomalía equipara a su vez a la del récord de 2016, con 0,77ºC por encima de la media, según datos recogidos por climat-global.
El Factor Antártico
A todos estos datos hay que añadir el resultado de un estudio realizado por el Instituto Potsdam de Investigación de Impacto Climático (PIK) y el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty (LDEO) de la Universidad de Columbia, que ha revisado y comparado los principales modelos climáticos de todo el mundo.
Los investigadores apreciaron una serie de incertidumbres en los cálculos anteriores sobre una serie de parámetros, desde la respuesta al calentamiento atmosférico a las emisiones de carbono, hasta el transporte de calor oceánico al océano austral.
Usaron hasta 16 modelos de la evolución de las capas de hielo, realizados por 36 investigadores de 27 institutos. Un estudio similar realizado seis años antes tuvo se basó en solo cinco modelos de capas de hielo. Este desarrollo refleja la creciente preocupación de la comunidad científica sobre la evolución de la capa de hielo antártica.
Según este estudio, el aumento del nivel del mar debido a la pérdida de hielo en la Antártida, fenómeno denominado Factor Antártico, podría triplicar al nivel alcanzado en el siglo veinte.
Aunque se trata de un dato aislado, se añade a otro dato obtenido el 6 de febrero en la base de investigación argentina Esperanza: registró 18,3ºC, que superó el anterior récord de 2015, cuando esa estación alcanzó los 17,5ºC.
Para el conjunto de la región antártica, el récord anterior está establecido en 19,8°C, que fue la temperatura registrada en la isla de Signy en enero de 1982.
Nuevo récord de calor global en enero
Al dato de la Antártida hay que sumar otro no menos preocupante: el año 2019 no solo ha sido el segundo más cálido desde que se tienen registros, sino que la temperatura global del planeta ha alcanzado este mes de enero su nivel más alto de los últimos 141 años, superando al primer mes del fatídico 2016, año que ostenta el máximo nivel de calor en la serie histórica.
Enero 2020 ha alcanzado 1,18ºC por encima de la media 1951-1980 y se pone por delante de la temperatura de diciembre pasado, que alcanzó los 1,10ºC por encima de la media previa a la revolución industrial.
Hay un detalle a tener en cuenta: el año 2016 batió todos los récords de temperatura global porque estuvo asociado a El Niño, un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera.
Sin embargo, el récord de calor que registramos en enero ocurre en un año en el que las condiciones climáticas en el pacífico son neutras, por lo que no puede relacionarse con la variabilidad natural del Pacífico.
Tampoco puede atribuirse a la actividad solar, ya que el ciclo solar está ahora en su momento más bajo. Si realmente estos ciclos influyen en el clima, no sería en estos momentos.
La anomalía térmica observada en enero 2020 ha sido más intensa en el hemisferio norte, que alcanzó un nuevo récord: 1,58ºC por encima de la media previa a la revolución industrial. Rusia y algunas regiones de Siberia se situaron 14ºC por encima de la media.
En el hemisferio sur, la anomalía equipara a su vez a la del récord de 2016, con 0,77ºC por encima de la media, según datos recogidos por climat-global.
El Factor Antártico
A todos estos datos hay que añadir el resultado de un estudio realizado por el Instituto Potsdam de Investigación de Impacto Climático (PIK) y el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty (LDEO) de la Universidad de Columbia, que ha revisado y comparado los principales modelos climáticos de todo el mundo.
Los investigadores apreciaron una serie de incertidumbres en los cálculos anteriores sobre una serie de parámetros, desde la respuesta al calentamiento atmosférico a las emisiones de carbono, hasta el transporte de calor oceánico al océano austral.
Usaron hasta 16 modelos de la evolución de las capas de hielo, realizados por 36 investigadores de 27 institutos. Un estudio similar realizado seis años antes tuvo se basó en solo cinco modelos de capas de hielo. Este desarrollo refleja la creciente preocupación de la comunidad científica sobre la evolución de la capa de hielo antártica.
Según este estudio, el aumento del nivel del mar debido a la pérdida de hielo en la Antártida, fenómeno denominado Factor Antártico, podría triplicar al nivel alcanzado en el siglo veinte.
Mapa de las anomalías climáticas de los últimos seis meses de enero (base 1951-1980). Fuente: NASA GISS. (Climat-global)
58 centímetros más de mar este siglo
Los autores de esta investigación destacan que, si bien vimos un aumento de aproximadamente 19 centímetros en el nivel del mar en los últimos 100 años, la pérdida de hielo en la Antártida podría llevar a un aumento de 58 centímetros este siglo.
La expansión térmica del agua del océano bajo el calentamiento global y el derretimiento de los glaciares de montaña, que hasta la fecha han sido los factores más importantes para el aumento del nivel del mar, se sumará a la contribución de la pérdida de hielo antártico, concluye esta investigación.
A largo plazo, la capa de hielo antártico tiene el potencial de elevar el nivel del mar decenas de metros. "Lo que sabemos con certeza, es que no detener la quema de carbón, petróleo y gas aumentará los riesgos para las metrópolis costeras desde Nueva York hasta Mumbai, Hamburgo o Shanghai”, sentencia el autor principal de este trabajo, Anders Levermann.
La península antártica es una de las zonas del planeta en las que el calentamiento global es más rápido: casi 3°C en los últimos 50 años. La cantidad de hielo que el manto helado de la Antártida pierde cada año se sextuplicó, como mínimo, entre 1979 y 2017, destaca la OMM.
La mayor parte de esa pérdida es fruto de la fusión de plataformas de hielo desde su parte inferior a causa de la entrada de agua del océano relativamente cálida, en especial en la zona occidental de la Antártida y, en menor medida, a lo largo de la península y en la Antártida oriental.
Los autores de esta investigación destacan que, si bien vimos un aumento de aproximadamente 19 centímetros en el nivel del mar en los últimos 100 años, la pérdida de hielo en la Antártida podría llevar a un aumento de 58 centímetros este siglo.
La expansión térmica del agua del océano bajo el calentamiento global y el derretimiento de los glaciares de montaña, que hasta la fecha han sido los factores más importantes para el aumento del nivel del mar, se sumará a la contribución de la pérdida de hielo antártico, concluye esta investigación.
A largo plazo, la capa de hielo antártico tiene el potencial de elevar el nivel del mar decenas de metros. "Lo que sabemos con certeza, es que no detener la quema de carbón, petróleo y gas aumentará los riesgos para las metrópolis costeras desde Nueva York hasta Mumbai, Hamburgo o Shanghai”, sentencia el autor principal de este trabajo, Anders Levermann.
La península antártica es una de las zonas del planeta en las que el calentamiento global es más rápido: casi 3°C en los últimos 50 años. La cantidad de hielo que el manto helado de la Antártida pierde cada año se sextuplicó, como mínimo, entre 1979 y 2017, destaca la OMM.
La mayor parte de esa pérdida es fruto de la fusión de plataformas de hielo desde su parte inferior a causa de la entrada de agua del océano relativamente cálida, en especial en la zona occidental de la Antártida y, en menor medida, a lo largo de la península y en la Antártida oriental.
Referencia
Projecting Antarctica's contribution to future sea level rise from basal ice shelf melt using linear response functions of 16 ice sheet models (LARMIP-2). Earth Syst. Dynam., 11, 35-76. DOI: 10.5194 / esd-11-35-2020.
Projecting Antarctica's contribution to future sea level rise from basal ice shelf melt using linear response functions of 16 ice sheet models (LARMIP-2). Earth Syst. Dynam., 11, 35-76. DOI: 10.5194 / esd-11-35-2020.