Luis Lada, Salvador Ordoñez y Alain Terrenoire en un momento del congreso
El Congreso de Soberanía Tecnológica de Europa que, convocado por el Instituto de la Ingeniería de España y organizado por Tendencias21, reunió en Madrid a más de 700 expertos de España y Europa, concluyó el viernes 7 de octubre con un llamamiento a las instancias europeas para el incremento de la inversión pública en investigación, particularmente en los ámbitos asociados a la gran convergencia tecnológica del siglo XXI, así como a la industria espacial y la robótica avanzada.
La Gran Convergencia Tecnológica del siglo XXI agrupa a las nanotecnologías, la biotecnología, la informática y las ciencias del conocimiento (más conocidas como NBIC). Además de inversiones específicas en estas tecnologías, los diferentes ponentes insitieron en la necesidad de que Europa intensifique el desarrollo de la tecnologìa espacial, debido a que otorga ventajas competitivas en caso de conflicto, o de la robótica avanzada (nuevos sistemas de inteligencia artificial capaces de generar conciencia), a la que consideran crucial en el nuevo esquema de la investigación tecnológica.
El congreso ha puesto de manifiesto asimismo, tal como expuso el Alto Responsable de Francia para la Inteligencia Económica, Alain Juillet, la urgente necesidad para Europa de resideñar su modelo industrial, destacando al respecto la constatación de que Europa se ha convertido en la región más liberal del mundo y la más vulnerable por ello a competencias desleales por parte de otros países y regiones.
Según Juillet, la revisión de la política tecnológica e industrial implica el desarrollo de la Inteligencia Económica, entendida como información estratégica al servicio de las empresas e instituciones, ya que el desarrollo tecnológico que no está debidamente protegido no es competente ni exitoso en los mercados globales.
Carencia de un Gobierno europeo fuerte
La gran dificutad que ha quedado de manifiesto es que Europa no posee, como ocurre en China o Estados Unidos, un gobierno central fuerte que pueda asignar importantes inversiones públicas para la investigación asociada a la “seguridad nacional”, ya que la Comisión Europea no dispone de la autoridad ni de los presupuestos necesarios para hacerlo.
En cualquier caso se considera fundamental que Europa acorte distancias respecto a otros competidores del viejo continente, particularmente Estados Unidos y Asia. Para Carlos Alejaldre, Director General de Política Tecnológica, la situación de Europa no es al respecto satisfactoria a nivel global, ya que, aunque el crecimiento de la I+D per cápita en Europa fuera sólo del 1% mayor que Estados Unidos, no alcanzaríamos a este país hasta el año 2063.
Además, señaló Alejaldre, para alcanzar el objetivo de llegar al 3% del PIB en Investigación y Desarrollo establecido en la cumbre de Lisboa del año 2000, sería necesario aumentar en 700.000 el número de investigadores en la Unión Europea para el 2010. El Director General de Política Tecnológica considera que “estamos lejos de alcanzar niveles aceptables” en materia de I+D en Europa y que por ello es necesario avanzar en las inversiones públicas y privadas en materia de investigación tecnológica.
Ángel Landabaso, miembro de la Dirección General de la Investigación de la Comisión Europea, destacó el problema de crecimiento de las empresas europeas derivado de las escasas inversiones en Inversión y Desarrollo y de la inexistencia de un sistema financiero unificado. Señaló que la Estrategia de Lisboa, que ha dado origen al concepto de soberanía tecnológica, aparece como la única estructura global de la Unión Europea capaz de impulsar el papel de la tecnología en los Estados Miembros
Consenso espacial
También ha habido un consenso general relativo a lo espacial. La ESA debería ser reforzada para desarrollar programas mixtos (duales, cívico-militares) en torno al gran proyecto Aurora para la exploración europea de Marte. Asimismo, algunos ponentes piensan que la Agencia Eurpea de Defensa debe financiar más programas relativos a la defensa y la seguridad, incluyendo la seguridad civil.
Se ha destacado al respecto que el sector espacial resulta especialmente atractivo para despertar el interés de las inversiones públicas y privadas, particularmente porque representa un nuevo horizonte para la seguridad: “debe ser utilizado como estrategia de gestión de crisis y prevención”, según el miembro del Board of Directors of the Open Geospatial Consortium (Europe), Fernando Davara.
Davara destacó que los sistemas espaciales europeos están cambiando desde la caída del Muro de Berlín, por lo que están surgiendo nuevas aplicaciones de estos sistemas de prevención de crisis ante las nuevas amenazas del mundo, como son el terrorismo y el impacto de la presión medioambiental. Estas nuevas amenazas son causantes de guerras y conflictos, riesgos que Europa y el mundo tienen que afrontar.
Davara señala al respecto que Europa debe combinar instrumentos civiles y militares y por ello necesita más recursos, más voluntad, más determinación y trabajar en conjunto. Afirma que el uso dual de instrumentos civiles y militares atraerá más presupuesto en defensa y despertará nuevas sensibilidades nacionales.
Destacó la importancia de avanzar en esta dirección porque en la actualidad hay muchos programas en materia de Seguridad y Defensa, pero que todos son nacionales y que no hay una estrategia espacial de seguridad que sea común a todos los países de la Unión.
Anunció no obstante que dentro de la Unión Europea existen en la actualidad grupos de trabajo para promover y publicar el Libro Blanco de Estrategias en Seguridad y Defensa, con la finalidad de contribuir a los desafíos espaciales europeos. Otros ponentes insistieron en que la Agencia Eurpea de Defensa debe financiar más programas relativos a la defensa y la seguridad, incluyendo la seguridad civil.
También el aeroespacial
Victor Aguado, Director General European Organisation for the Safety of Air Navigation (EUROCONTROL), expuso que en un mundo globalizado, la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos europeos requiere de una economía sana y una industria competitiva, intensiva en desarrollo tecnológico y científico.
En este contexto, el sector aeroespacial y el transporte aéreo pueden considerarse como de referencia en la definición de estrategias comunes. Sería esencial, propone Victor Aguado, una mayor participación privada, un incremento de los presupuestos nacionales, y que la Comisión Europea mantenga sus propuestas.
Finalmente, el Director del Departamento de Ciencia del Espacio de la Agencia Espacial Europea, Álvaro Jiménez, estableció la autonomía espacial de la Unión Europea como clave para lograr una sociedad del conocimiento que permita situarnos a la altura de los EEUU.
Alvaro Jiménez concluyó que la ciencia espacial es una inversión estratégica para el desarrollo de Europa y que los países europeos deben implicarse en el proyecto comunitario, ya que “la inspiración colectiva es la clave para avanzar en ciencia”, añadiendo que este desarrollo retornará a la esfera social y económica.
Convergencia NBIC
Al mismo tiempo que lo espacial, la otra gran oportunidad tecnológica de Europa está asociada a la gran convergencia tecnológica del siglo XXI, a la que el Director Científico del Congreso, Adolfo Castilla, dedicó su conferencia magistral.
Esta convergencia permitirá controlar la creación de nuevas herramientas de producción, microsistemas y macrosistemas complejos. Adolfo Castilla afirma que “no hay límites, estamos ante una revolución que afecta a todo lo que somos, una revolución más avanzada de lo que reconoce Europa”. Castilla destaca que las revoluciones en Nanotecnología y Biotecnología van a afectar a la fisiología del hombre, permitiéndole dominar su cerebro y alcanzar la capacidad de colonizar el espacio.
Las diferencias entre Europa y Estados Unidos son también notables en este campo, ya que aunque Europa está bien posicionada en algunos de los campos NBIC, al mismo tiempo necesita más inversiones.
El profesor Luis López Bellido, catedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, señaló al respecto que de los cuatro productos claves en la producción de alimentos transgénicos (soja, algodón, maíz y colza), Europa padece una fuerte dependencia de Estados Unidos en las tres primeras variedades transgénicas. El profesor López afirma que “Europa está parada y, aunque existen numerosas investigaciones, no hay inversiones”.
Diferentes visiones
Por su parte, José Luis García López, del Centro de Investigaciones biológicas del CSIC, explicó que la biotecnología pretende fusionar lo inorgánico con lo orgánico, es decir, combinar electrónica con moléculas de ADN, creando así herramientas como los biosensores para la detección de enfermedades, defensa, lucha contra las guerras biológicas y químicas, etc.
Alertó que a la larga tendremos que proteger mediante leyes a estas tecnologías, para que no sean utilizadas en contra de la sociedad civil. Eduardo Bueno, co-director del Parque Científico de Madrid, señaló al respecto que “tenemos que decidir que queremos, más seguridad o más protección de nuestra intimidad. Los avances de los satélites son de tal calibre que pueden estar observando nuestra intimidad”.
Sin embargo, en el congreso quedó de manifiesto la diferente concepción del desarrollo tecnológico que existe entre Europa y Estados Unidos, tema recurrente de las dos mesas redondas dedicadas a la convergencia tecnológica del Siglo XXI: NBIC. Al otro lado del Atlántico se acepta como posible y deseable la mejora de la especie humana con todos los desafíos que ello implica. En Europa el rediseño de la especie es contemplado con más recelos y los horizontes tecnológicos asumidos son más lineales.
Otros temas también han sido evocados en el congreso, como por ejemplo la creación de nuevas institutos o agencias europeas piloto en torno a temas cruciales para el futuro inmediato como son: la salida de la economía del petróleo, las nuevas fuentes de energía, la alternativa del hidrógeno, el desarrollo de robots y máquinas inteligentes y conscientes (sistemas cognitivos), la promoción de tecnologías de protección del medio ambiente y de anti-contaminación, la promoción del aprendizaje a distancia y de industrias culturales europeas, destinadas particularmente a los países del sur, en cuyo desarrollo adquieren especial importancia las tecnologías avanzadas de traducción automática en las que trabaja el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Jesús Cardeñosa.
La Gran Convergencia Tecnológica del siglo XXI agrupa a las nanotecnologías, la biotecnología, la informática y las ciencias del conocimiento (más conocidas como NBIC). Además de inversiones específicas en estas tecnologías, los diferentes ponentes insitieron en la necesidad de que Europa intensifique el desarrollo de la tecnologìa espacial, debido a que otorga ventajas competitivas en caso de conflicto, o de la robótica avanzada (nuevos sistemas de inteligencia artificial capaces de generar conciencia), a la que consideran crucial en el nuevo esquema de la investigación tecnológica.
El congreso ha puesto de manifiesto asimismo, tal como expuso el Alto Responsable de Francia para la Inteligencia Económica, Alain Juillet, la urgente necesidad para Europa de resideñar su modelo industrial, destacando al respecto la constatación de que Europa se ha convertido en la región más liberal del mundo y la más vulnerable por ello a competencias desleales por parte de otros países y regiones.
Según Juillet, la revisión de la política tecnológica e industrial implica el desarrollo de la Inteligencia Económica, entendida como información estratégica al servicio de las empresas e instituciones, ya que el desarrollo tecnológico que no está debidamente protegido no es competente ni exitoso en los mercados globales.
Carencia de un Gobierno europeo fuerte
La gran dificutad que ha quedado de manifiesto es que Europa no posee, como ocurre en China o Estados Unidos, un gobierno central fuerte que pueda asignar importantes inversiones públicas para la investigación asociada a la “seguridad nacional”, ya que la Comisión Europea no dispone de la autoridad ni de los presupuestos necesarios para hacerlo.
En cualquier caso se considera fundamental que Europa acorte distancias respecto a otros competidores del viejo continente, particularmente Estados Unidos y Asia. Para Carlos Alejaldre, Director General de Política Tecnológica, la situación de Europa no es al respecto satisfactoria a nivel global, ya que, aunque el crecimiento de la I+D per cápita en Europa fuera sólo del 1% mayor que Estados Unidos, no alcanzaríamos a este país hasta el año 2063.
Además, señaló Alejaldre, para alcanzar el objetivo de llegar al 3% del PIB en Investigación y Desarrollo establecido en la cumbre de Lisboa del año 2000, sería necesario aumentar en 700.000 el número de investigadores en la Unión Europea para el 2010. El Director General de Política Tecnológica considera que “estamos lejos de alcanzar niveles aceptables” en materia de I+D en Europa y que por ello es necesario avanzar en las inversiones públicas y privadas en materia de investigación tecnológica.
Ángel Landabaso, miembro de la Dirección General de la Investigación de la Comisión Europea, destacó el problema de crecimiento de las empresas europeas derivado de las escasas inversiones en Inversión y Desarrollo y de la inexistencia de un sistema financiero unificado. Señaló que la Estrategia de Lisboa, que ha dado origen al concepto de soberanía tecnológica, aparece como la única estructura global de la Unión Europea capaz de impulsar el papel de la tecnología en los Estados Miembros
Consenso espacial
También ha habido un consenso general relativo a lo espacial. La ESA debería ser reforzada para desarrollar programas mixtos (duales, cívico-militares) en torno al gran proyecto Aurora para la exploración europea de Marte. Asimismo, algunos ponentes piensan que la Agencia Eurpea de Defensa debe financiar más programas relativos a la defensa y la seguridad, incluyendo la seguridad civil.
Se ha destacado al respecto que el sector espacial resulta especialmente atractivo para despertar el interés de las inversiones públicas y privadas, particularmente porque representa un nuevo horizonte para la seguridad: “debe ser utilizado como estrategia de gestión de crisis y prevención”, según el miembro del Board of Directors of the Open Geospatial Consortium (Europe), Fernando Davara.
Davara destacó que los sistemas espaciales europeos están cambiando desde la caída del Muro de Berlín, por lo que están surgiendo nuevas aplicaciones de estos sistemas de prevención de crisis ante las nuevas amenazas del mundo, como son el terrorismo y el impacto de la presión medioambiental. Estas nuevas amenazas son causantes de guerras y conflictos, riesgos que Europa y el mundo tienen que afrontar.
Davara señala al respecto que Europa debe combinar instrumentos civiles y militares y por ello necesita más recursos, más voluntad, más determinación y trabajar en conjunto. Afirma que el uso dual de instrumentos civiles y militares atraerá más presupuesto en defensa y despertará nuevas sensibilidades nacionales.
Destacó la importancia de avanzar en esta dirección porque en la actualidad hay muchos programas en materia de Seguridad y Defensa, pero que todos son nacionales y que no hay una estrategia espacial de seguridad que sea común a todos los países de la Unión.
Anunció no obstante que dentro de la Unión Europea existen en la actualidad grupos de trabajo para promover y publicar el Libro Blanco de Estrategias en Seguridad y Defensa, con la finalidad de contribuir a los desafíos espaciales europeos. Otros ponentes insistieron en que la Agencia Eurpea de Defensa debe financiar más programas relativos a la defensa y la seguridad, incluyendo la seguridad civil.
También el aeroespacial
Victor Aguado, Director General European Organisation for the Safety of Air Navigation (EUROCONTROL), expuso que en un mundo globalizado, la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos europeos requiere de una economía sana y una industria competitiva, intensiva en desarrollo tecnológico y científico.
En este contexto, el sector aeroespacial y el transporte aéreo pueden considerarse como de referencia en la definición de estrategias comunes. Sería esencial, propone Victor Aguado, una mayor participación privada, un incremento de los presupuestos nacionales, y que la Comisión Europea mantenga sus propuestas.
Finalmente, el Director del Departamento de Ciencia del Espacio de la Agencia Espacial Europea, Álvaro Jiménez, estableció la autonomía espacial de la Unión Europea como clave para lograr una sociedad del conocimiento que permita situarnos a la altura de los EEUU.
Alvaro Jiménez concluyó que la ciencia espacial es una inversión estratégica para el desarrollo de Europa y que los países europeos deben implicarse en el proyecto comunitario, ya que “la inspiración colectiva es la clave para avanzar en ciencia”, añadiendo que este desarrollo retornará a la esfera social y económica.
Convergencia NBIC
Al mismo tiempo que lo espacial, la otra gran oportunidad tecnológica de Europa está asociada a la gran convergencia tecnológica del siglo XXI, a la que el Director Científico del Congreso, Adolfo Castilla, dedicó su conferencia magistral.
Esta convergencia permitirá controlar la creación de nuevas herramientas de producción, microsistemas y macrosistemas complejos. Adolfo Castilla afirma que “no hay límites, estamos ante una revolución que afecta a todo lo que somos, una revolución más avanzada de lo que reconoce Europa”. Castilla destaca que las revoluciones en Nanotecnología y Biotecnología van a afectar a la fisiología del hombre, permitiéndole dominar su cerebro y alcanzar la capacidad de colonizar el espacio.
Las diferencias entre Europa y Estados Unidos son también notables en este campo, ya que aunque Europa está bien posicionada en algunos de los campos NBIC, al mismo tiempo necesita más inversiones.
El profesor Luis López Bellido, catedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, señaló al respecto que de los cuatro productos claves en la producción de alimentos transgénicos (soja, algodón, maíz y colza), Europa padece una fuerte dependencia de Estados Unidos en las tres primeras variedades transgénicas. El profesor López afirma que “Europa está parada y, aunque existen numerosas investigaciones, no hay inversiones”.
Diferentes visiones
Por su parte, José Luis García López, del Centro de Investigaciones biológicas del CSIC, explicó que la biotecnología pretende fusionar lo inorgánico con lo orgánico, es decir, combinar electrónica con moléculas de ADN, creando así herramientas como los biosensores para la detección de enfermedades, defensa, lucha contra las guerras biológicas y químicas, etc.
Alertó que a la larga tendremos que proteger mediante leyes a estas tecnologías, para que no sean utilizadas en contra de la sociedad civil. Eduardo Bueno, co-director del Parque Científico de Madrid, señaló al respecto que “tenemos que decidir que queremos, más seguridad o más protección de nuestra intimidad. Los avances de los satélites son de tal calibre que pueden estar observando nuestra intimidad”.
Sin embargo, en el congreso quedó de manifiesto la diferente concepción del desarrollo tecnológico que existe entre Europa y Estados Unidos, tema recurrente de las dos mesas redondas dedicadas a la convergencia tecnológica del Siglo XXI: NBIC. Al otro lado del Atlántico se acepta como posible y deseable la mejora de la especie humana con todos los desafíos que ello implica. En Europa el rediseño de la especie es contemplado con más recelos y los horizontes tecnológicos asumidos son más lineales.
Otros temas también han sido evocados en el congreso, como por ejemplo la creación de nuevas institutos o agencias europeas piloto en torno a temas cruciales para el futuro inmediato como son: la salida de la economía del petróleo, las nuevas fuentes de energía, la alternativa del hidrógeno, el desarrollo de robots y máquinas inteligentes y conscientes (sistemas cognitivos), la promoción de tecnologías de protección del medio ambiente y de anti-contaminación, la promoción del aprendizaje a distancia y de industrias culturales europeas, destinadas particularmente a los países del sur, en cuyo desarrollo adquieren especial importancia las tecnologías avanzadas de traducción automática en las que trabaja el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Jesús Cardeñosa.
Carmen Montero, vicepresidenta de Mediaedge:cia Iberia, en un momento de su intervención en el congreso
Precaria situación en España
La situación tecnológica de España también ha sido analizada, constatándose que no goza de una posición privilegiada en el universo europeo de la ciencia y la tecnología. Necesita una mayor inversión privada en I+D y un mayor estímulo a la innovación para alcanzar un nivel más relevante en el espacio europeo.
Maurici Lucena, Director General del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), explicó que la generación de conocimiento en España no se corresponde con la actividad tecnológica de las empresas, y que sólo mediante un aumento de las citadas inversiones sería posible superar este desequilibrio.
Lucena, sin embargo, depositó sus esperanzas en el Programa Ingenio 2010, mediante el cual el Gobierno espera situar a España al nivel de sus vecinos europeos. Sus principales objetivos son alcanzar una inversión en I+D+i del 2% (frente al 1,05% del año 2003), una inversión privada a su vez del 55% (que supere el 48% actual) y un salto en tecnologías de la información y telecomunicaciones. Lucena espera que el desarrollo tecnológico mantenga y supere los niveles de competitividad españoles en el futuro.
Nuevo esquema de seguridad
Todo el planteamiento de potenciar la innovación tecnológica en Europa está enmarcado en un contexto de seguridad. Alain Terrenoire, Presidente de la Unión Paneuropea Internacional, dibujó los nuevos escenarios sociales y nacionalistas de Europa y relató las amenazas a las que se enfrenta el continente europeo.
Insistió en la necesidad de crear un nueva Europa, una Europa que enseñe y entre de lleno primero por los países de la cuenca mediterránea sur y luego por los de la Europa del Este. Considera que sólo mediante una Europa fuerte, investigadora y tecnológica, se conseguirá ser una potencia real y tener relevancia mundial ante los nuevos escenarios políticos y sociales.
El general Jacques Favin-Levèque, vicepresidente de PanEurope France, señaló por su parte que la Unión Europea debe dotarse de medios para la seguridad e invertir más en tecnologías de defensa, ya que Estados Unidos gasta 5 veces más que Europa en I+D.
Afirmó que Europa tiene suficiente talento tecnológico para construir su propio sistema de seguridad, pero que primero hay que saber cuál es la Europa que queremos construir. Y añadió: “Una Europa capaz de defenderse a sí misma sin tener que recurrir a Estados Unidos, es una Europa Soberana”.
Para ambos ponentes, Europa se construye mediante grandes proyectos, los únicos capaces de movilizar los despliegues necesarios para alcanzar la soberanía tecnológica europea. Ricardo Torrón, presidente del comité de tecnologías de la Defensa del Instituto de la Ingeniería de España, corroboró que hay nuevas amenazas en Europa, nuevos retos que amenazan la paz y que deben ser afrontados con innovación y con tecnología.
Nueva acepción del término soberanía
Una de las grandes aportaciones de este congreso se refiere al concepto de soberanía. Algunos de los ponentes expresaron su extrañeza de ver asociado un concepto afín a la teoría del Estado, como es la soberanía, con el desarrollo tecnológico.
El congreso ha puesto de manifiesto al respecto que el concepto de soberanía está sometido en la actualidad a fuertes presiones para evolucionar, ya que ha perdido su sentido original por efecto de la globalización.
Lo que propone este congreso, en línea con lo debatido en París en abril del año pasado, es una nueva acepción del término contemporáneo de soberanía. La soberanía se entiende hoy como la capacidad de maniobra política, social y económica de un Estado, tanto a nivel interno como externo.
Lo que añade el concepto de soberanía tecnológica es la consideración de la tecnología como factor de influencia y de capacidad de maniobra, ya que sin el control de determinadas tecnologías, la soberanía, sencillamente, no puede ejercerse.
La Administración española ha sido sensible a esta evolución conceptual y así lo ha manifestado tanto a través del Secretario de Estado de Universidades e Investigación, Salvador Ordóñez, que ha inaugurado las sesiones, como del Secretario General para la Unión Europea, Miguel Ángel Navarro, que presidió la cena del congreso. Manuel López Ruiz, Subdirector General de Innovación Industrial, acogió asimismo con simpatía el concepto de soberanía tecnológica en el acto de clausura.
La situación tecnológica de España también ha sido analizada, constatándose que no goza de una posición privilegiada en el universo europeo de la ciencia y la tecnología. Necesita una mayor inversión privada en I+D y un mayor estímulo a la innovación para alcanzar un nivel más relevante en el espacio europeo.
Maurici Lucena, Director General del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), explicó que la generación de conocimiento en España no se corresponde con la actividad tecnológica de las empresas, y que sólo mediante un aumento de las citadas inversiones sería posible superar este desequilibrio.
Lucena, sin embargo, depositó sus esperanzas en el Programa Ingenio 2010, mediante el cual el Gobierno espera situar a España al nivel de sus vecinos europeos. Sus principales objetivos son alcanzar una inversión en I+D+i del 2% (frente al 1,05% del año 2003), una inversión privada a su vez del 55% (que supere el 48% actual) y un salto en tecnologías de la información y telecomunicaciones. Lucena espera que el desarrollo tecnológico mantenga y supere los niveles de competitividad españoles en el futuro.
Nuevo esquema de seguridad
Todo el planteamiento de potenciar la innovación tecnológica en Europa está enmarcado en un contexto de seguridad. Alain Terrenoire, Presidente de la Unión Paneuropea Internacional, dibujó los nuevos escenarios sociales y nacionalistas de Europa y relató las amenazas a las que se enfrenta el continente europeo.
Insistió en la necesidad de crear un nueva Europa, una Europa que enseñe y entre de lleno primero por los países de la cuenca mediterránea sur y luego por los de la Europa del Este. Considera que sólo mediante una Europa fuerte, investigadora y tecnológica, se conseguirá ser una potencia real y tener relevancia mundial ante los nuevos escenarios políticos y sociales.
El general Jacques Favin-Levèque, vicepresidente de PanEurope France, señaló por su parte que la Unión Europea debe dotarse de medios para la seguridad e invertir más en tecnologías de defensa, ya que Estados Unidos gasta 5 veces más que Europa en I+D.
Afirmó que Europa tiene suficiente talento tecnológico para construir su propio sistema de seguridad, pero que primero hay que saber cuál es la Europa que queremos construir. Y añadió: “Una Europa capaz de defenderse a sí misma sin tener que recurrir a Estados Unidos, es una Europa Soberana”.
Para ambos ponentes, Europa se construye mediante grandes proyectos, los únicos capaces de movilizar los despliegues necesarios para alcanzar la soberanía tecnológica europea. Ricardo Torrón, presidente del comité de tecnologías de la Defensa del Instituto de la Ingeniería de España, corroboró que hay nuevas amenazas en Europa, nuevos retos que amenazan la paz y que deben ser afrontados con innovación y con tecnología.
Nueva acepción del término soberanía
Una de las grandes aportaciones de este congreso se refiere al concepto de soberanía. Algunos de los ponentes expresaron su extrañeza de ver asociado un concepto afín a la teoría del Estado, como es la soberanía, con el desarrollo tecnológico.
El congreso ha puesto de manifiesto al respecto que el concepto de soberanía está sometido en la actualidad a fuertes presiones para evolucionar, ya que ha perdido su sentido original por efecto de la globalización.
Lo que propone este congreso, en línea con lo debatido en París en abril del año pasado, es una nueva acepción del término contemporáneo de soberanía. La soberanía se entiende hoy como la capacidad de maniobra política, social y económica de un Estado, tanto a nivel interno como externo.
Lo que añade el concepto de soberanía tecnológica es la consideración de la tecnología como factor de influencia y de capacidad de maniobra, ya que sin el control de determinadas tecnologías, la soberanía, sencillamente, no puede ejercerse.
La Administración española ha sido sensible a esta evolución conceptual y así lo ha manifestado tanto a través del Secretario de Estado de Universidades e Investigación, Salvador Ordóñez, que ha inaugurado las sesiones, como del Secretario General para la Unión Europea, Miguel Ángel Navarro, que presidió la cena del congreso. Manuel López Ruiz, Subdirector General de Innovación Industrial, acogió asimismo con simpatía el concepto de soberanía tecnológica en el acto de clausura.
La mesa de sostenibilidad apostó por una política tecnológica que también sea social
Crisis de madurez
Algunos ponentes han señalado al respecto que la seguridad de Europa en el nuevo escenario internacional está asociada al control de determinadas tecnologías. Entre los ponentes existe la convicción de que Europa padece un déficit de soberanía que está asociado a sus carencias tecnológicas.
El consenso es que sólo hay un camino para trascender este desafío: innovar en tecnologías estratégicas y diseñar una estrategia de futuro que dé todo su sentido y dimensión al proyecto europeo, necesitado en la actualidad de un nuevo impulso.
Enrique Barón Crespo, Presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, explicó la crisis europea deñalando que se trata “una crisis de madurez”, un momento clave de reflexión y toma de decisiones no sólo económicas, sino también políticas y sociales, en el cual los países europeos deben unir esfuerzos ante la globalización mundial.
La consecución de los compromisos de Lisboa de 2000, la revisión del modelo social europeo, la importancia de la investigación en los próximos presupuestos de la Unión Europea y la responsabilidad como primera potencia comercial del mundo, han sido algunas de las claves apuntadas por Enrique Barón para afrontar el desafío ante el que nos encontramos.
Tecnología y política social
Todo ello siguiendo el camino de la cooperación y solidaridad ya emprendido y aumentado la confianza en el proyecto de una Unión Europea más competitiva pero a la vez más próspera y humana en un mundo complejo y diferente del que conocimos en el siglo XX.
Mª José Fariñas, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid, también destacó que la competitividad, el desarrollo tecnológico y la investigación han de ser las señas de identidad de la futura Europa, aunque sin desatender por ello las políticas sociales. Si esto ocurriera, afirmó Fariñas, no quedaría otra posibilidad que no fuera la de un sistema mundial paneconómico y una única megamáquina tecnológica, guiada por un determinismo tecnológico que no podríamos eludir, lo que no representa un horizonte atractivo para Europa.
El Congreso Soberanía Tecnológica de Europa se desarrolló en el marco del centenario del Instituto de la Ingeniería de España y concluyó con la convicción de que la ingeniería es la base de la innovación que hoy espera Europa.
El Instituto de la Ingeniería de España, que en el pasado jugó un papel crucial en la industrialización de España, más tarde en su reindustrialización y más recientemente en la entrada de España en la Unión Europea, considera que la soberanía tecnológica señala el camino a seguir por los ingenieros españoles en el presente siglo, como artífices que son de la innovación tecnológica.
Más de 700 expertos han concurrido a esta convocatoria, cuyas conclusiones serán elevadas al Gobierno de España y al resto de los gobiernos de la Unión Europea, así como serán trasladadas a los futuros congresos sobre soberanía tecnológica que tendrán lugar en Europa en los próximos meses, comenzando por la cita de Ausburgo en noviembre organizada por PanEuropa Alemania con PanEuropa Francia.
El congreso de Madrid es la continuación de un congreso anterior celebrado en París en abril del año pasado de la mano de PanEurope France y es el resultado de un esfuerzo conjunto que agrupa por un lado al Instituto de la Ingeniería de España, que representa a 100.000 ingenieros superiores.
Por otro lado figura en la organización la empresa europea de medios y eventos, el Grupo Mediaedge:cia. Finalmente, la revista electrónica de ciencia, tecnología y sociedad, Tendencias21, que recibió de los inspiradores franceses la idea de trasladar a España la reflexión sobre la soberanía tecnológica de Europa y que ha dado como resultado el congreso desarrollado en Madrid entre los días 5, 6 y 7 de octubre.
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El consenso es que sólo hay un camino para trascender este desafío: innovar en tecnologías estratégicas y diseñar una estrategia de futuro que dé todo su sentido y dimensión al proyecto europeo, necesitado en la actualidad de un nuevo impulso.
Enrique Barón Crespo, Presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, explicó la crisis europea deñalando que se trata “una crisis de madurez”, un momento clave de reflexión y toma de decisiones no sólo económicas, sino también políticas y sociales, en el cual los países europeos deben unir esfuerzos ante la globalización mundial.
La consecución de los compromisos de Lisboa de 2000, la revisión del modelo social europeo, la importancia de la investigación en los próximos presupuestos de la Unión Europea y la responsabilidad como primera potencia comercial del mundo, han sido algunas de las claves apuntadas por Enrique Barón para afrontar el desafío ante el que nos encontramos.
Tecnología y política social
Todo ello siguiendo el camino de la cooperación y solidaridad ya emprendido y aumentado la confianza en el proyecto de una Unión Europea más competitiva pero a la vez más próspera y humana en un mundo complejo y diferente del que conocimos en el siglo XX.
Mª José Fariñas, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid, también destacó que la competitividad, el desarrollo tecnológico y la investigación han de ser las señas de identidad de la futura Europa, aunque sin desatender por ello las políticas sociales. Si esto ocurriera, afirmó Fariñas, no quedaría otra posibilidad que no fuera la de un sistema mundial paneconómico y una única megamáquina tecnológica, guiada por un determinismo tecnológico que no podríamos eludir, lo que no representa un horizonte atractivo para Europa.
El Congreso Soberanía Tecnológica de Europa se desarrolló en el marco del centenario del Instituto de la Ingeniería de España y concluyó con la convicción de que la ingeniería es la base de la innovación que hoy espera Europa.
El Instituto de la Ingeniería de España, que en el pasado jugó un papel crucial en la industrialización de España, más tarde en su reindustrialización y más recientemente en la entrada de España en la Unión Europea, considera que la soberanía tecnológica señala el camino a seguir por los ingenieros españoles en el presente siglo, como artífices que son de la innovación tecnológica.
Más de 700 expertos han concurrido a esta convocatoria, cuyas conclusiones serán elevadas al Gobierno de España y al resto de los gobiernos de la Unión Europea, así como serán trasladadas a los futuros congresos sobre soberanía tecnológica que tendrán lugar en Europa en los próximos meses, comenzando por la cita de Ausburgo en noviembre organizada por PanEuropa Alemania con PanEuropa Francia.
El congreso de Madrid es la continuación de un congreso anterior celebrado en París en abril del año pasado de la mano de PanEurope France y es el resultado de un esfuerzo conjunto que agrupa por un lado al Instituto de la Ingeniería de España, que representa a 100.000 ingenieros superiores.
Por otro lado figura en la organización la empresa europea de medios y eventos, el Grupo Mediaedge:cia. Finalmente, la revista electrónica de ciencia, tecnología y sociedad, Tendencias21, que recibió de los inspiradores franceses la idea de trasladar a España la reflexión sobre la soberanía tecnológica de Europa y que ha dado como resultado el congreso desarrollado en Madrid entre los días 5, 6 y 7 de octubre.
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