12 medidas para corregir los males de la globalización

Existen alternativas a los males de nuestra civilización que no son obsoletas ni atentan contra los derechos individuales


Desde distintos foros se elevan propuestas económicas, políticas y sociales para corregir los males de la globalización y recuperar el sentido del sistema económico, que surgió para estar al servicio de las necesidades humanas. Son un total de 12 medidas para regular sobre otras premisas la actividad económica internacional, proteger el medio ambiente, reestructurar las relaciones laborales, potenciar la cohesión social y alcanzar el uso intensivo de Internet. Por David Carrión.


David Carrión Alemán
01/07/2003

Tal como explicamos en un anterior [artículo]article:, el sistema económico se ha hecho posthumanista desde que ha comenzado a funcionar con plena autonomía sin referencia a las necesidades humanas, a cuyo servicio estaba destinado originalmente.

Se ha convertido un sistema derivado del capitalismo que pretende ocupar la totalidad de la conciencia humana. Sin embargo, su actuación genera exceso de oferta en el mercado, deslocación de empresas, ocupación económica de países (que legitima el recurso a la guerra) e inestabilidad financiera.

Ante estas disfunciones del posthumanismo, ¿qué tipo de respuestas es posible proponer para mejorar los aspectos más crudos de la recesión? ¿Existen medidas para evitar los crecientes males del capitalismo puro, sin caer en alternativas obsoletas, o a su vez restrictivas de derechos individuales?

Desde distintos foros se proponen diversas medidas económicas y políticas, así como diferentes estrategias de cohesión social, capaces en principio de evitar las disfunciones del posthumanismo. Son algunas de las alternativas posibles a los actuales males de nuestra civilización.

Cambios en el FMI y Banco Mundial

En primer lugar, urge adoptar cambios esenciales en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Como no parece posible retornar a un mundo de Estados nacionales sin instituciones compartidas, estas dos instituciones rectoras deben de realizar un profundo análisis de por qué siguen manteniendo, como medidas necesarias, la liberalización de los mercados y la estabilidad de precios internacionales.

Tanto el FMI y el BM actúan como si no existiera otro paquete de medidas posible para socorrer a un país con problemas graves en su economía. En las últimas intervenciones in extremis, Etiopía, Tailandia, Indonesia, Rusia y Argentina, el Fondo ha obtenido un asombroso balance de cinco sonados fracasos.
Una primera medida que arrojaría resultados: erradicación de los programas de salvamento del FMI, tal y como están diseñados, permitiendo a las autoridades nacionales el control provisional del mercado financiero.

Ejemplos a seguir: las experiencias de Corea y del gobernador de Hong Kong, que desafiando las amenazas del FMI, impusieron el control de cambios, y lograron salir de sus crisis fortalecidos. En ambos casos, la salvación se consiguió con la desobediencia a los mandatos de las dos instituciones citadas.

Revisar la tasa Tobin

La tasa Tobin es un impuesto diseñado por el Nobel James Tobin en los años 70. La propuesta era la de gravar con un 1% las transacciones internacionales hechas en divisas. Por la fecha de su formulación, contempla únicamente las transacciones que se realizan al contado en los mercados bursátiles (compraventa de acciones y títulos).

Para abarcar la realidad actual, la tasa debe incorporar los contratos a plazo y las opciones sobre acciones. Al mismo tiempo, deberían formularse mecanismos para su efectiva aplicación. Desde el modo de obligar a través de un acuerdo multilateral, hasta establecer algún tipo de control sobre los Fondos de Cobertura, o Hedge Funds, actores financieros de enorme peso que actúan con absoluto secretismo y al margen de las autoridades nacionales.

La Asociación por la Tasa Tobin de Ayuda a los Ciudadanos, ATTAC, propone tres formas de control: 1/ supresión de los paraísos fiscales, 2/ incremento de fiscalidad en las rentas de capital, 3/ aplicación de tasas sobre las transacciones financieras de cualquier tipo.

Gravar la deslocación abusiva

El profesor Howard Wachtel ha estudiado dos tipos de imposiciones al capital: la que grava inversiones directas al extranjero (IDE), y la Tasa Unitaria.

La globalización también ataca el impuesto de sociedades, que se apoya en los beneficios, (ingresos – gastos). Los dos mecanismos de control que propone Wachtel tratan de hacer frente a la capacidad de las grandes compañías de escabullirse con los “precios de transferencia”.

A una firma transnacional de cierta envergadura le interesa declarar gastos elevados donde la fiscalidad es más dura, y beneficios elevados donde es más débil. Por ejemplo, la empresa deportiva NIKE declara sus actividades de alto coste de mano de obra (I+D) en USA, pero el resto de actividades están declaradas en Indonesia, donde hay una débil fiscalidad. Se transfieren las actividades allí donde los costes, los precios, sean mas reducidos.

Es un comportamiento económicamente racional, pero debe construirse un límite que hoy no existe: el respeto a los derechos humanos. El impuesto sobre las IDE y la Tasa Unitaria buscan corregir los abusos intolerables en las prácticas de deslocación geográfica.

También las inversiones extranjeras

El Impuesto sobre la Inversión Directa en el Extranjero, IDE, es el mas sencillo, puesto que grava la inversión directa en países emergentes, inversión en maquinaria, equipamiento, inmovilizado, y tecnología asociada a ese inmovilizado.

Los IDEs se han multiplicado por 5 en el último decenio, y los países donde esas inversiones son más importantes son aquellos con salarios más bajos, legislación laboral más laxa, destrucción del medio ambiente más grave y fiscalidad más débil.

La corrección social estaría basada en un tipo variable. Puede imponerse un impuesto del 10% general sobre dichas inversiones, que irá destinado a la creación de tejido industrial en el país anfitrión. Pero el tipo podría elevarse a un 25% si la inversión recae en países con cero respeto a los derechos humanos, o riesgo de colapso medioambiental debido a la actividad de la compañía extranjera.

Un control exhaustivo de los casos notorios de vulneración de derechos desincentivaría la practica de colocar empresas en los países más injustos. Conocer cual es la inversión directa de una compañía en el extranjero es mucho más sencillo que otras propuestas, dado que la inversión es visible y debe entrar en el país de destino por alguna frontera.

Tasa unitaria

La Tasa Unitaria fue diseñada para evitar que una compañía declare sus mayores gastos de personal en países de alta fiscalidad, y toda la inversión restante en países emergentes.

La Unitary Tax dividiría la cifra de negocios nacional de una empresa por la cifra de negocios mundial, y aplicaría el porcentaje resultante a los beneficios mundiales consolidados. Un ejemplo: la empresa A tiene 1.000 millones de dólares de beneficio mundial consolidado: su cifra de negocio proviene en un 40 % de USA, se considera entonces que ha obtenido 400 de USA y tendrá que pagar en consonancia. Se evita así la progresiva debilidad del impuesto de sociedades.

Lo que está ocurriendo realmente es que la empresa del ejemplo gana mil millones, pero declara como beneficio creado en su propio territorio sólo una décima parte, pagando impuestos por la décima parte de sus ganancias, y sujetando el resto del beneficio a la fiscalidad o corruptela de algún país emergente.

En este sentido, la exportación de factores productivos a países del Tercer Mundo es la primera forma de evasión fiscal. La Tasa Unitaria se muestra como un instrumento eficaz para hacer frente al descenso sistemático de los ingresos estatales.

Erradicar las ZPE

Las Zonas de Procesamiento de las Exportaciones operan en países pobres, y, por ende, débiles. Bastaría sin embargo que uno o dos países se opusieran a sus abusos, para crear un efecto expansivo en los demás gobiernos.

Las inversiones extranjeras deben ser bienvenidas mientras tributen en los países anfitriones; pero su implantación sólo debería ser permitida cuando mejore la situación del país que acoge dichas inversiones, y respete un núcleo mínimo de derechos humanos.

La máxima de John Rawls vale hoy para Nigeria, China o Indonesia: es legítimo el crecimiento de los más fuertes siempre que suponga una mejora en la situación de los más débiles.

En el caso de estas zonas de producción sin ley efectiva, que como hemos comentado llegan a 1000 y ocupan a unas 27 millones de personas, es preciso sacarlas a la luz y exponerlas al derecho penal internacional.

Multas ecológicas

Sancionar a las compañías que destruyen el medio ambiente, con la posibilidad de cancelar sus licencias de explotación y sus actividades en caso de reiterado incumplimiento de una normativa medioambiental, que ha de ser más vigorosa, es la primera medida que podría adoptarse respecto a la protección de los entornos.

La cooperación entre los países para la persecución de los delitos internacionales contra el medioambiente y la biopiratería forma parte del desarrollo de esta medida, por lo que debería implantarse a nivel internacional.

El Prestige ilustra la impunidad de los agentes que operan internacionalmente. Si el medio ambiente de la Tierra tiene una dimensión planetaria, ¿por qué no existe un fondo mundial que acuda al auxilio de las catástrofes humanitarias, fondo al que irían destinadas la totalidad de las indemnizaciones por delito ecológico?

Reestructurar las relaciones laborales

El mundo del trabajo es un problema global, precisamente porque se ha convertido en una sucesión de apaños, de arreglos que erosionan constantemente la capacidad de las personas para construir un horizonte. Las relaciones de trabajo operan con reglas de juego falseadas. El cambio debe provenir de una nueva mentalidad empresarial: que pase de ‘jugar con la gente’ a contar con ella.

La precariedad del empleo debe sustituirse por una universalización de los contratos indefinidos, acompañados por la gratuidad de despido para el empresario. Esa gratuidad puede compensarse con una Caja de Resolución de Contratos, a la que irá destinado un porcentaje de las retribuciones brutas de cada empleado. Un porcentaje del 10% haría de los despidos algo mucho menos dramático, mejorando la cobertura del empleado despedido.

Es obvio que la empresa actual no puede hacerse cargo de su personal para toda la vida. Los modelos legislativos sobre empleo son obsoletos, y dañan tanto al empleador que le gustaría contratar pero se ve incapaz de garantizar el compromiso de empleo, como al trabajador que lucha en un mercado inestable y se enfrenta a la tragedia personal del paro sin asistencia.

Si los puestos pasan a tener una duración indeterminada, la categoría de relación laboral ya reporta beneficios desde el comienzo en el desempeño del trabajador, en la consideración de sí mismo y de su empleador. La tradicional relación de desconfianza mutua pasa a ser una de mayor cooperación.

El trabajador, a su vez, está pagando por la futura rescisión de su contrato. Cuando ésta llega, dispone de una reserva para encontrar, en un mercado laboral más normalizado, otra colocación, sin los indeseables efectos de un paro de larga duración. La precariedad en España, por ejemplo, es un asunto de Estado, y por eso se entiende mal que el tema quede en manos de los actores económicos.

Exclusión absoluta de la Guerra

Europa lo ha conseguido. Es un espacio donde la guerra ha quedado relegada como una tara inconcebible. Es Europa la que debe dar una lección al mundo. Si en un espacio tan vasto la guerra ni siquiera es imaginable, la idea puede ser implantada, poco a poco, en todo el mundo.

Se trata de que los países más desarrollados detengan el indigno juego económico que subyace a los conflictos bélicos. El choque de civilizaciones es una doctrina funesta, por falsa. Las guerras son imposiciones de los países ricos a los pobres. Lo que existe es un choque en el acceso a los recursos económicos: son los bolsillos los que producen el choque de civilizaciones.

Pese a la crispación actual en Europa, y en las Naciones Unidas, por la invasión anglo americana de Irak, existen elementos positivos que han suscitado un debate esperanzador.

Y, tal como Saramago anunció en una de las concentraciones de Madrid contra la Guerra, ha nacido una nueva potencia mundial: la opinión pública. La población mundial, especialmente la rica, ha pasado del letargo a la movilización.

Recurso a los tribunales

Es un hecho que la justicia adolece de un problema muy grave: el intervalo temporal entre el daño y la reparación es casi siempre excesivo. Al mismo tiempo, muchas acciones que podrían ganar en los Juzgados, no prosperan por defectos formales o por la incapacidad de afrontar los gastos que se deriven del proceso.

Sin embargo, las denuncias en los tribunales deben cumplir el objetivo de emitir el mensaje. También las reclamaciones a instancias diversas, como el Área de Inspección del Ministerio de Trabajo, o la Organización de Consumidores. Que su eficacia sea relativa, o carezca de efectos vinculantes, es independiente de un efecto lateral de gran importancia.

Con el aumento de las acciones judiciales y las peticiones de mediación y amparo, se alcanzaría una masa crítica que obligaría a una reflexión institucional. El mero aumento cuantitativo de expedientes y sumarios abiertos es un mensaje claro de que algo está fallando en el corazón del sistema.

Cohesión social

Existe un factor del nuevo capitalismo que Joaquín Estefanía expone de la siguiente manera: La globalización actúa, en el plano real, en dos sentidos complementarios: la globalización financiera aumenta las desigualdades entre los beneficios y los salarios; y la de los mercados incrementa las desigualdades de salarios y desempleo, entre los trabajadores cualificados y los no cualificados. Es decir, legitima la fragmentación social, y separa a los que se adaptan a las nuevas condiciones del mundo de los que no son capaces de hacerlo.

La atomización y destrucción del tejido social es un mal escasamente estudiado, y de efectos imprevisibles. Se manifiesta en muy distintos niveles, desde la eliminación de antiguas cortesías entre los ciudadanos, que produce agrupaciones de población desconfiadas y poco eficaces funcionalmente, hasta el abandono culpable de crecientes sectores de excluidos sociales, pasando por un aumento de las enfermedades mentales y una tendencia a vulnerar las reglas de convivencia y las leyes, que sectores enteros de población consideran ridículas.

La categoría de riesgo de exclusión social, se contempla cada vez más en los programas de desarrollo institucionales. Se ha comprobado que abandonar a los más débiles a su suerte resulta caro, puesto que ese ahorro se evapora con los esfuerzos crecientes que exige el control y represión de los insatisfechos. Pero, al margen de los programas institucionales, ¿puede lucharse contra la fragmentación social a través de la sociedad civil? Algunos instrumentos se han revelado muy útiles para mejorar las cosas:

Uso intensivo de Internet

A pesar de que la red está sufriendo un proceso de concentración y apoderamiento por parte de las grandes compañías, - los Señores del Aire -, todavía está en condiciones de generar densas redes de relaciones con muy bajo coste. También, permite escapar a los medios de información tradicionales, que han sufrido un proceso de concentración económica que los hace inservibles para la protesta y la reclamación legítimas.

Internet está siendo utilizado para organizar poblaciones muy alejadas con las mismas inquietudes. Es la linotipia de los movimientos de resistencia del siglo pasado. Es el medio más veloz y más económico de difusión, y los grandes proveedores, como AOL o MSN, se han dado cuenta, introduciendo en sus portales foros de discusión que están teniendo un enorme éxito.

Dichos foros pueden crearse y mantenerse al margen de los proveedores, puesto que éstos siempre tendrán el canal de comunicación bajo observación. Utilizar intensivamente esta herramienta también significa resistirse a su concentración comercial.

Movimientos y comunidades cercanas

Con la nueva economía se está consiguiendo en cada casa, en cada habitación incluso, los individuos aislados teman que el vecino les quite algo, los delate por algún crimen inexistente.

Se impone una potenciación del tejido asociativo, de las comunidades vecinales y locales, del respeto a formas de vida diversas y a la toma de decisiones colectivas, que está siendo deteriorada por el nuevo orden imperial.

Superando el recelo de todos contra todos que nos han impuesto, encontramos que el vecino de aquí y allá sufre una situación similar, alguien les está vaciando de sentido y de contenido vital.

Volver a mirarnos a la cara unos a los otros puede convertirse en un acto de reconciliación, cuyos efectos positivos se harán notar rápidamente.


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David Carrión Alemán
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